Los mismos protagonistas, pero un cambio evidente de roles. El presidente francés, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen se enfrentaron este miércoles por la noche en el único debate televisivo de la campaña presidencial francesa, cuya segunda vuelta se celebrará este domingo. 

Ha sido una repetición del mismo duelo que marcó la recta final de la campaña de 2017. Entonces, Le Pen, muy agresiva, quedó en evidencia ante un candidato centrista mucho más hábil a nivel retórico. Esta vez se invirtieron los papeles. El presidente se dedicó a poner contra las cuerdas a la aspirante de la extrema derecha, que se defendió con cierta habilidad. Y no cayó en el estrépito como en el anterior cara a cara, que dio lugar a numerosos memes por el comportamiento de la líder de la Reagrupación Nacional (RN, entonces llamada Frente Nacional).

Después de unos primeros 20 minutos de un debate bastante pausado dedicado al poder adquisitivo -principal preocupación de los franceses-, en la parte dedicada a la guerra en Ucrania empezaron los primeros zascas del presidente a la candidata de la RN. "Cuando usted habla a Rusia no lo hace como una dirigente, sino como una prestamista", reprochó Macron a su rival, cuyo partido pidió dos préstamos a bancos rusos. "Usted depende del poder ruso y de Putin", añadió. Ante las críticas sobre su "dependencia" respecto al Kremlin, Le Pen lamentó: "Es bastante deshonesto que se me impida conseguir un préstamo en un banco francés y que se me reproche luego que lo pida en el extranjero".

La "dependencia" de Le Pen respecto a Putin

Además de su "dependencia" respecto al Kremlin, el dirigente centrista también acusó a su adversaria de desear "la salida de Francia" de la UE o que era "climoescéptica". Macron intentó a lo largo del debate arrinconar a Le Pen en la ultraderecha del tablero. Pese a la habilidad retórica del presidente, la líder de la RN mostró que había hecho los deberes respecto a su actuación catastrófica de 2017. En este caso, se concentró en explicar su proyecto de "la vida cotidiana" y de "portavoz de los franceses". Básicamente, aspiraba en mostrar una imagen de una jefa de Estado que no dé miedo. Una estrategia a la defensiva.

Macron acusa a Le Pen de "depender" de Putin

Macron acusa a Le Pen de "depender" de Putin Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

"La jubilación a los 65 años es una injusticia absolutamente insoportable", dijo la aspirante ultranacionalista y xenófoba sobre una de las propuestas electorales más polémicas del candidato centrista, que quiere alargar tres años (actualmente en 62 años tras haber cotizado 42 años) la edad mínima de jubilación. Como sucedió con otras temáticas, el presidente intentó presumir de fibra social ante las críticas a su reforma del sistema de jubilación. "Aumentaré las pensiones mínimas de 980 a 1.100 euros", se defendió. "Respecto a su éxito en materia de desempleo, permítame que dude de ello. Hay 400.00 pobres más en el país y esto es el resultado de sus políticas", recriminó Le Pen a su rival.

Los espadazos entre ambos candidatos también se produjeron cuando debatieron sobre la urgencia climática. "Su proyecto es muy transparente, es climatoescéptico", afirmó el dirigente centrista, mientras que su rival lo acusó de 2hipocresía climática". Según ella, había aplicado "una ecología punitiva (…) de una gran violencia para las clases medias y las clases modestas".

Macron sale ileso y Le Pen se banaliza

Desde 1981 no se repetía en Francia la misma segunda vuelta que en las anteriores presidenciales anteriores. Entonces, el socialista François Mitterrand se tomó su particular revancha en su duelo televisivo ante el presidente saliente Valéry Giscard d’Estaing (centro-derecha), quien en el mismo cara a cara en 1974 había marcado la opinión pública reprochándole al líder de la izquierda que no tenía "el monopolio de los sentimientos". En este partido de vuelta, sería exagerado considerar que Le Pen logró una remontada respecto a su catastrófica actuación televisiva en 2017. Pero sí que ganó puntos en su objetivo de banalización de la extrema derecha.

A diferencia de lo que sucedió hace cinco años cuando el dirigente centrista decantó totalmente la campaña con el debate televisivo, esta vez ninguno de los aspirantes arrolló al otro. Difícilmente este cara a cara tendrá un peso decisivo en la recta final de la campaña. El presidente salió más bien ileso pese a un balance lleno de claroscuros, mientras que su rival continuó con su voluntad de normalizarse.

Según los últimos sondeos, Macron ganaría la segunda vuelta con el 56,5% de los votos ante el 43,5% de Le Pen. Cada vez más desgastado, pero el "frente republicano" -expresión utilizada en Francia para designar el cordón democrático contra la ultraderecha- parece que sigue funcionando, según los estudios de opinión. Desde la noche de la primera vuelta, el dirigente centrista amplió su ventaja en tres puntos. Este margen lo convierte en favorito de cara a los comicios, aunque tampoco se puede descartar una sorpresa equivalente a la victoria del Brexit o de Donald Trump en 2016.