El futuro de la propuesta de sexto paquete de sanciones contra Rusia, que incluye un veto gradual al petróleo ruso con un período transitorio para que Hungría y Eslovaquia apliquen la decisión, está en manos de las 27 capitales europeas. Y de momento al menos una, Budapest, no se mueve ni un milímetro de su posición. Hungría sigue considerando que el año y medio de transición, hasta el 31 de diciembre de 2023, no es suficiente. Tampoco el año adicional de compromiso ofrecido por Bruselas y la presidencia francesa de la UE y que permitiría a Budapest seguir comprando petróleo hasta finales de 2024. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha decidido mantener el pulso y reclama un plazo de cinco años, el tiempo que estiman tardarán en adaptar sus infraestructuras.

Aunque la sensación general entre los políticos, empezado por la presidenta de la Comisión EuropaUrsula von der Leyen, y diplomáticos europeos es que las delegaciones están siendo “constructivas” y que el nuevo paquete terminará por aprobarse, nadie es capaz de anticipar ni cuándo ni si esta nueva batalla negociadora hará mella en la unidad mantenida hasta ahora por los Veintisiete. De momento, los embajadores de la UE se han reunido este viernes en sesión restringida para seguir buscando un acuerdo, que como todas las decisiones sobre sanciones, debe lograr un apoyo unánime. “A nivel técnico no tiene mucho rodaje, es una decisión política”, sostienen fuentes diplomáticas sobre una solución que está en las capitales.

Pese a los dos días de negociaciones intensas para adoptar un nuevo paquete con el que seguir golpeando al Kremlin por su guerra en Ucrania, a Orban sigue sin gustarle la propuesta planteada por Bruselas para eliminar del mix energético europeo el petróleo ruso, que aboga por un veto gradual de seis meses para el crudo y hasta finales de año para los productos refinados, con el objetivo de dar tiempo a los Estados miembros a buscar fuentes alternativas y a minimizar el impacto a nivel mundial. Es "una bomba atómica lanzada sobre la economía húngara", ha dicho Orban este viernes en una entrevista en la emisora pública Kossuth Radio. "Con año y medio de excepción no vamos a ningún lado", ha añadido subrayando que necesitarán al menos cinco años e inversiones millonarias para adaptar su sistema de transporte y abastecimiento de energía.

Consultas previas

Para el dirigente húngaro, aplicar la decisión supondría terminar con el derecho soberano que tiene cada gobierno de establecer su propio mix energético e ignorar la situación particular de su país. Según ha explicado, la falta de una salida al mar obliga a Hungría -lo mismo que a Eslovaquia y la República checa- a recibir todo el crudo que consume a través del oleoducto Druzhba, una situación que, según critica, no contempla la propuesta esbozada por la presidencia Ursula von der Leyen. Orban ha acusado a la alemana de romper la unidad lograda por los líderes europeos en la pasada cumbre de Versalles y presentar una propuesta sin consultar previamente a los Veintisiete, que supera una “línea roja”.

“No negociamos pero sí consultamos antes de hacer una propuesta para informar a los Estados miembros de nuestro planteamiento y cuándo pensamos que todos están bien informados y que hemos escuchado sus interrogantes sacamos nuestra propuesta. Es un proceso muy transparente entre nosotros y los Estados miembros. No significa que haya unanimidad antes de presentar la propuesta así que las discusiones continúan”, se ha defendido el portavoz de von der Leyen que insiste en que comprenden que algunos Estados miembros tiene una situación particular debido a su geografía y a su dependencia de los gasoductos y productos petrolíferos rusos. 

Hungría, que considera que con la propuesta actual no habrá ni combustible ni tampoco derivados del petróleo, muy importantes para su industria, no es el único país al que Bruselas propone aplicar una excepción para sortear su veto. En el mismo paquete también se encuentran Eslovaquia, que reclama prolongar el período de transición tres años y que habría recibido la misma oferta que Budapest, así como Chequia que podría obtener de margen hasta junio de 2024.

Las negociaciones, de momento, prosiguen con nuevas propuestas sobre la mesa más dar más tiempo y dinero a los países más afectados por el embargo al petróleo ruso, según ha confirmado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, al diario FT. “Es una cuestión de tiempo y es una cuestión de dinero. No podemos poner propuestas sobre la mesa que no responder a la realidad”. Orban también discrepa de la lista de sancionados propuesta por Bruselas que incluiría al patriarca de la Iglesia Ortodoxa, “No permitiremos que los dirigentes de las iglesias sean incluidos en una lista de sanciones”, ha dicho.