La tensión entre China y Estados Unidos por Taiwán ha llegado este sábado a la Asamblea General de Naciones Unidas. Un día después de reunirse durante 90 minutos con el secretario de Estado de Washington, Antony Blinken, y de denunciar que Washington está enviando “señales peligrosas y muy erróneas” sobre la isla, el ministro de Asuntos Exteriores de Pekín, Wang Yi, ha lanzado en su discurso en el debate un mensaje claramente dirigido a EEUU, incluso sin citar a la potencia: “Debemos dar los pasos más enérgicos para oponernos a la interferencia externa”, ha dicho. “Tramas para interferir en los asuntos internos de China toparán con fuerte oposición de todos los chinos y cualquier movimiento para obstruir la reunificación será aplastado por las ruedas de la historia”.

El lenguaje llevado a Nueva York por el gobierno de Xi Jinping ha sido, como de costumbre en lo que se refiere a Taiwán, contundente. Y el titular de exteriores ha avisado de que “solo cuando China esté completamente reunificada puede haber paz duradera en el Estrecho de Taiwán”.

Sin críticas a Rusia

En una semana en que el mundo reunido en Nueva York ha fijado su atención en la guerra de Ucrania, y en las últimas acciones y amenazas de Vladímir Putin, Wang ha mantenido la equidistancia ante la guerra que ha hecho a Pekín trascendental socio estratégico de Rusia en el conflicto. Sin mencionar nunca al Kremlin, Wang ha asegurado que “China apoya todos los esfuerzos que ayuden a la resolución pacífica de la crisis” y ha asegurado que la “solución fundamental es construir una arquitectura de seguridad equilibrada, efectiva y sostenible”.

En sus referencias a esa guerra en Europa, en cualquier caso, han vuelto a escucharse mensajes que China ya ha utilizado para abordar la cuestión de Taiwán. “Las turbulencias y la guerra solo pueden abrir la caja de Pandora y el que instiga una guerra por delegación puede quemarse fácilmente”, ha declarado. “Ningún país está sobre otros y ningún país debe abusar su poder para hostigar a otros países soberanos”, ha dicho.

 El representante chino también ha defendido a su país en un terreno donde Pekín entra en listas negras: los derechos humanos. “China cumple la Declaración Universal de Derechos Humanos y ha hecho esfuerzos incansables para protegerlos y reforzarlos”, ha asegurado, antes de mostrar su “firme oposición a intentos de politizar” la cuestión.