A tres días de las elecciones, la última encuesta divulgada en Brasil refuerza las esperanzas de Luiz Inácio Lula da Silva de imponerse en la primera vuelta. De acuerdo con Datafolha, el candidato del Partido de l (PT) obtendría el 50% de los votos válidos, 14 puntos más que Jair Bolsonaro. La gran incógnita de la noche del jueves es si el debate televisivo entre los contendientes, marcado por la tensión y el enfrentamiento, podría alterar las preferencias de los ciudadanos. Casi el 85% de las personas en condiciones de sufragar ya saben a quién elegirán el domingo.

Más que debate, lo que ocurrió en rigor en los estudios de la televisora 'O Globo' se pareció a una riña de gallos. "Es una locura que un presidente venga aquí y diga lo que dice con tanto aplomo", se quejó Lula sobre la catarata de fake news del capitán retirado. "Me molesta pedir todo el tiempo el derecho de réplica".

Bolsonaro defendió su gestión a rajatabla. Hasta exaltó su muy cuestionada política ambiental. "La gente me quiere, y el campo me votará de nuevo", dijo, cuando se le preguntó sobre la deforestación en la Amazonía. "Mentiroso, expresidiario y traidor a la patria", le espetó a su rival. "No podemos volver a una fase donde había una cleptocracia". Remarcó a su vez que durante su mandato "no hubo ningún hecho de corrupción". Según el diario 'Folha' de San Pablo, el mandatario activó el modo "gabinete de odio" durante su participación televisiva. Pero esa beligerancia, sugirió, podría tener “resultados colaterales” poco beneficiosos.

La respuesta de Lula

Lula no se demoró en replicar: "es mentira decir que monté una organización criminal. En lugar de decir eso debería hablar de los desvíos de fondos de los que son acusados sus hijos, de los robos en su ministerio de Educación, de la mafia que intentó obtener ventaja con la venta de vacunas contra la Covid". El líder del PT reivindicó a su vez sus dos períodos presidenciales (2003-11): "Los pobres tuvieron un 30% de aumento en su renta, se crearon 22 millones de empleos, se aumentó el salario mínimo en 77%. Fue el país de mayor inclusión social en la historia del país".

Ciro Gomes, un ex ministro de Lula, tercero en los sondeos con un 6%, se dedicó buena parte del debate a atacar al favorito de estos comicios. "No quiso aprender nada de las amargas lecciones que recibió", dijo sobre los 13 años de Gobierno del PT.

El factor de los indecisos

Si bien las últimas encuestas le asignan a Lula grandes chances de evitar un segundo turno, a fin de octubre, las urnas podrían arrojar sorpresas si la participación electoral es más baja de lo esperado. En los comicios de 2018 que le dieron la victoria a Bolsonaro, el 20% de los electores habilitados no se presentó a sufragar. En las elecciones municipales de 2020, la abstención alcanzó el 23%. De los 156 millones de personas consideradas aptas para votar este año, el 24% aún no ha completado el empadronamiento biométrico a través del cual el Tribunal Supremo Electoral (TSE) recoge firmas, fotos y huellas dactilares de los ciudadanos.

"Bolsonaro se arriesga a terminar el domingo comiendo pizza fría. Una victoria de Lula en la primera vuelta está en la línea de meta. El imponderable de los indecisos de última hora, las abstenciones y los votos nulos podrían decantar la balanza hacia cualquier lado, por una pequeña diferencia. Quién sabe, puede que llueva demasiado o que falten autobuses para que la gente vaya a votar", señaló Vinicius Torres Freire, columnista de Folha. El gran temor de las vísperas a los comicios se relaciona con la propagación de 'fake news' por parte de las usinas bolsonaristas que han puesto bajo sospecha la transparencia de las elecciones.

En este contexto, el candidato de la ultraderecha recibió un regalo inesperado: el respaldo de Neymar a través de TikTok, donde tiene más de ocho millones de seguidores. Bolsonaro no se demoró en subirlo a su propia cuenta en Twitter, donde el astro del seleccionado hace la mímica de la música de la campaña del capitán retirado: "Vota, vota y confirma: 22, es Bolsonaro", pide la canción en alusión al número que se debe marcar en la urna electrónica que tanto ha cuestionado el aspirante a la reelección.