No hay día de paz para las sucursales bancarias en el Líbano. Durante esta semana, siete depositantes indignados han irrumpido en sus bancos exigiendo el acceso a sus ahorros, con más o menos éxito. Pero el más destacado de los asaltos ha sido el de Cynthia Zarazir. Y es que Cynthia Zarazir es diputada en el Parlamento libanés desde el pasado mes de mayo. La legisladora ha entrado desarmada al banco Byblos exigiendo 8.500 dólares para una operación. Los ha conseguido, no sin grandes dosis de polémica. 

Acompañada por dos abogados y por periodistas y fotógrafos, Zarazir ha entrado este miércoles en una sucursal en Antelias, al norte de Beirut, con la intención de salir con su dinero. "Llevamos unos días yendo y viniendo al banco y trayendo mis informes [médicos] y no nos contestan; no puedo demorar más esto", ha explicado la recién estrenada legisladora durante su sentada de cuatro horas. "Vine a tomar mi dinero y vine como ciudadana normal, no como diputada", ha añadido en declaraciones a la agencia Reuters. Zarazir ha usado este "último recurso" para pagar una cirugía. 

Tras cuatro horas de asalto, la representante política, una de las 14 que salieron de los movimientos de protesta, ha conseguido su objetivo. Los 8.500 dólares que no le cubría su seguro han sido transferidos al hospital y ella podrá someterse a su cirugía. Durante el mismo día, otro atraco ha tenido lugar en un suburbio de Beirut, donde Husein Shukr exigía 48.000 dólares de su cuenta. "Me quedaré aquí para siempre: un día, dos días, tres días... quiero mi derecho", ha defendido en un vídeo compartido por la Asociación de Protesta de los Depositantes. También ha habido manifestaciones frente al Banco Central del Líbano, donde decenas de personas incendiaron neumáticos y arrojaron objetos al edificio.  

A su vez, un depositante ha disparado contra una sucursal del banco Beirut, en Biblos, al norte del país, y ha huido. No ha habido heridos. Todos estos asaltos se enmarcan en un contexto de desesperación y hartazgo entre la población libanesa. Desde que los bancos instauraron unos controles de capital informales al inicio de la crisis económica hace tres años, los depositantes han visto cómo sus ahorros se evaporaban. Por ello, solo pueden retirar unas cantidades limitadas de su dinero, a menudo transformado a libra libanesa que ha perdido el 95% de su valor desde que empezó la crisis. 

Polémica acción

Cuando retiran moneda extranjera lo hacen a un tipo de cambio desfavorable que recorta su valor en un 80%. La gravedad de la situación ha sembrado un camino de dudas alrededor de la acción de Zarazir. "Apoyo totalmente la idea de asaltar bancos para devolver los derechos de las personas pero, ¿que una diputada explote su privilegio para conseguir lo que quieren millones de personas pero que no pueden conseguir sin arriesgar su vida? La dinámica de poder es destacada", ha denunciado en redes sociales el investigador Nadim El Kak.

Él no ha sido el único en criticar la "política performativa" de Zarazir. Algunos libaneses ya la consideran parte de una clase política que no está haciendo su trabajo y que sólo está persiguiendo medidas cosméticas para ganarse la simpatía de la población. Zarazir ha conseguido su dinero, a diferencia de muchos otros que intentan lo mismo que ella y vuelven a casa con las manos vacías.