Ejercicios conjuntos

EEUU y Filipinas inician sus mayores maniobras militares en plena escalada de la tensión con China

Más de 17.000 soldados participarán durante dos semanas y media en ejercicios que incluirán artillería real y el hundimiento de un barco de 60 metros de eslorav

Ceremonia de apertura de las maniobras conjuntas entre Estados Unidos y Filipinas, este martes en Manila.

Ceremonia de apertura de las maniobras conjuntas entre Estados Unidos y Filipinas, este martes en Manila. / EFE

Adrián Foncillas

Filipinas Estados Unidos han empezado este martes unas gigantescas maniobras militares que sellan sus renovados vínculos bilaterales e irritarán sin remedio a China. Ha protestado ya Pekín por estos ejercicios cuando aún se oye el eco de los suyos en el estrecho de Formosa. La adicción a los juegos de guerra en la región la confirma como la más erógena del planeta, escenario de alianzas militares y con viejas heridas aún por cauterizar.

Más de 17.000 soldados (12.000 estadounidenses, 5.000 filipinos y un centenar australianos) participarán durante las dos semanas y media próximas en maniobras por mar, tierra y aire. Utilizarán por primera vez artillería real con la que, entre otras misiones, hundirán un herrumbroso barco filipino de 60 metros de eslora. La prensa los ha señalado como los mayores ejercicios conjuntos de Manila y Washington de la historia.

Las maniobras conocidas como Balikatan ("hombro con hombro" en lengua local) suman casi tres décadas. En un principio eran ensayos antiterroristas para prevenir los atentados de los grupos islamistas afiliados a Al Qaeda del sur del archipiélago. Su finalidad actual, nunca oficialmente declarada, es embridar el auge chino en la región. El militar estadounidense al cargo, el general Eric Austin, las ha justificado con una fórmula etérea: "Queremos estar preparados para responder juntos a los retos reales del mundo". "No estamos provocando a nadie con nuestros simples ejercicios", ha abundado con candidez el portavoz militar filipino. Incluirán desembarcos anfibios, operaciones aéreas, defensa cibernética, maniobras urbanas, contraterrorismo y rescates en desastres naturales.

Protesta de Pekín

Pekín ha emitido una protesta preventiva. "Esperamos que no interfieran en las disputas del Mar del Sur de China y menos aún dañen la soberanía territorial, los derechos marítimos y los intereses y seguridad de China", expresó este lunes el Ministerio de Exteriores. Es seguro que en los próximos días se amontonarán los inflamados editoriales de la prensa nacional.

Pekín y Washington suman décadas cortejando a Manila. Filipinas fue siempre un aliado fiel de Estados Unidos hasta que Rodrigo Duterte subió al poder. Comprendió que necesitaría las inversiones de China para modernizar el país y se echó a sus brazos. Nunca visitó Washington y aludió un par de veces a la madre de Barack Obama con escasa elegancia. Su sucesor, Bongbong Marcos, prometió durante la campaña electoral la equidistancia para no convertir su país en un vulgar peón pero los primeros meses revelan una inclinación rotunda hacia Estados Unidos. China ya protestó el mes pasado tras el acuerdo que permitía a Washington abrir cuatro nuevas bases militares en el país. Desde Pekín no se percibe aquella equidistancia prometida. Esta previsto que el presidente, hijo del brutal dictador, presencie las maniobras y que los ministros de Exteriores de Estados Unidos y Filipinas se reúnan pronto en Washington por primera vez en siete años.

Washington ha movido a la zona sus principales activos militares desde que Obama ordenara el "giro al Pacífico" tras desangrarse en Oriente Próximo. A sus tropas apostadas durante décadas en Corea del Sur o Japón ha sumado una política de alianzas militares como el Aukus o el Quad que atosiga a China en su patio trasero. Pero Filipinas es clave en su estrategia regional por su cercanía al Mar del Sur de China y Taiwán, los principales focos de tensión, y podría servirle de plataforma de lanzamiento en combates. La hipótesis ha sido descartada por Marcos, quizá para calmar a Pekín, prometiendo que su país no participará en "movimientos ofensivos".