Describe los peligros para la UE en un desayuno en Madrid
Borrell: "La seguridad de Europa no puede depender cada cuatro años del humor de los electores norteamericanos"

Josep Borrell interviene en un desayuno conferencia este martes en Madrid. / Javier Lizon EFE

Europa se asoma a un segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos con el riesgo de "una nueva guerra comercial en la que todos saldríamos perdiendo"; se la juega ante "el emerger de una potencia, China, que se produce cada vez de una forma más confrontacional"; se pone a prueba frente a un Vladimir Putin al que "no se ve dispuesto a sentarse a una mesa de la que salga con un trozo de Ucrania, pues su pretensión es mucho mayor"; y asiste sin orientación clara al resurgimiento en Siria de "yihadistas que han cambiado el turbante por la blazer azul, que son los mismos, pero con aspecto distinto".
Son pinceladas con las que Josep Borrell ha pintado este martes la inquietante situación internacional en la que se ve la Unión Europea. Al cabo de cinco años de desempeño, el ya ex alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad y ex vicepresidente de la Comisión Europea, ha descrito un panorama nada halagüeño para "una Europa rodeada por un círculo de fuego", ha dicho tirando del título de su último libro, y que precisa de unidad y de conciencia del peligro. Y ambas "para tomar decisiones que se aplazan" porque cuesta percibir su urgencia. Entre ellas, la de rearmarse: "La seguridad de Europa no puede depender cada cuatro años del humor de los electores norteamericanos", ha sentenciado.
"Lo que vemos hoy es el fracaso del orden de la postguerra fría", una situación en la que Borrell ve expandirse estos síntomas: "Falta de respeto a la ley internacional, aumento del proteccionismo, erosión del multilateralismo, falta de solución pacífica de los conflictos, retroceso de la democracia, retorno de la guerra a nuestras fronteras y violación sistemática del derecho internacional humanitario en Oriente Medio". O sea, "nada de lo que imaginábamos hace 35 años se ha cumplido".
Ucrania, guerra sin fin
No se ha visto nada optimista al político catalán en un desayuno convocado en Madrid por el Foro Nueva Economía. Ha expresado Borrell, por ejemplo, sus dudas sobre la rapidez con la que Trump asegura poder parar la guerra de Ucrania. "Es una guerra a la que no se ve fin", ha advertido, porque "las exigencias que Putin va a poner para llegar a solo un alto el fuego, no a un proceso de paz, no podrán ser aceptadas por Ucrania, y seguramente no por la UE".
Poner fin a la guerra es fácil, ha dicho Borrell. "Basta con cortar el apoyo a Ucrania, y dura dos semanas". Otra cuestión es qué final es ese y a qué conduce. "Ese es el toro que tienen que lidiar mis sucesores", ha aventurado.
En este campo de batalla ha hecho cuentas, considerando que "la guerra de Ucrania nos ha costado a los europeos del orden de 140.000 millones de euros, más que a Estados Unidos, pero no en lo militar: ahí ellos han puesto tres veces más que nosotros. Pero si sumamos todo, somos los grandes apoyos de Ucrania".
La unidad se resquebraja
Borrell ha hecho un llamamiento a la unidad que necesita Europa ante este y otros desafíos. "¿Sería Europa capaz de sustituir a EE.UU. en su ayuda a Ucrania?", ha preguntado retóricamente. Y lo que ha descrito lleva a responder que no. "Europa está detrás de Kiev, pero no de una manera absoluta e intangible -ha lamentado-. La unidad que forjamos para apoyar a Ucrania, el mayor éxito geopolítco de mi mandato, empieza a resquebrajarse. Algunos países no ven que continuar apoyando a Ucrania sea factible ni viable".
En este sentido, ha hecho el catalán una revisión crítica de la ayuda europea a Ucrania. Veredicto: tímida y tardía. "Empezamos ofreciendo cascos a Ucrania. Cuando me lo dijeron casi me muero de risa", ha contado con amargura. "Hemos ido muy despacio en tomar decisiones que al final hemos tomado y que si hubiéramos tomado antes, el curso de la guerra habría sido distinto", ha añadido.
Esas decisiones de Europa se han visto "siempre matizadas por el temor a la escalada", ha dicho lamentando las reticencias que oponían los gobiernos a sus peticiones: "Cada vez que ponía una propuesta sobre la mesa, la reacción inmediata era 'no, por favor, que se van a enfadar los rusos': así con los misiles Patriot, carros Leopard, misiles de alcance medio, aviación..."
Siria
Ha ironizado el ya ex jefe de la diplomacia europea contando que en las últimas reuniones de la Unión había un gran despiste en torno a la situación en Siria.
"Había países que proponían flexibilizar nuestra posición, creyendo que Assad había ganado a la rebelión, que es el que manda y controla el país... y una semana después los que supuestamente estaban derrotados han tomado la capital del país en una guerra relámpago sin precedentes", ha relatado.
Borrell ha achacado el triunfo de un líder yihadista "que conoce bien las cárceles de Estados Unidos" a que "los tres grandes apoyos de Assad han caído: Hezbolá ha sido decapitado, Rusia ha retirado sus fuerzas aéreas e Irán está debilitado".
China y Oriente Próximo
En el futuro inmediato de Europa "va a hacer falta unidad", ha pedido Borrell. Es la unidad que en la UE "ha faltado dramáticamente" cuando "los europeos no hemos sido capaces de torcer la manera en que el gobierno de Netanyahu ha causado un número de víctimas desproporcionado y con el uso del hambre como arma de guerra".
Y unidad ante China, pese a que ahora, "todo el mundo desea atraer sus inversiones y su transferencia de tecnología". Es un conocimiento que hoy hace el camino contrario del que hizo en una globalización que sacó a mucha gente de la pobreza pero también ha tenido en los países desarrollados efectos sociales negativos y una deslocalización productiva masiva".
En Europa se pensó que el crecimiento de China "sería en un marco de más colaboración, pero desgraciadamente no es así", ha asegurado Borrell. Y eso explica otro elemento del escenario: "El auge del populismo extremista (....) Esta segunda elección de Trump representa bien el fenómeno de las clases trabajadoras desconectándose de los principios democráticos tradicionales y buscando refugio en el proteccionismo. No es una perspectiva seductora, pero es la que es, y los demócratas deberán tener conciencia de ello".
Ha hablado también Borrell de la "descongelación" de los conflictos étnicos en el Cáucaso, ha advertido contra el peligro en el Sahel -"otro círculo de fuego que sin duda nos va a afectar"- y ha puesto en valor el acuerdo de la UE con Mercosur. Todo ello antes de que, al final, le preguntaran si se considera una opción para el postsanchismo.
Se ha reído de la pregunta -"¡Qué cosas dicen ustedes!"- negando: "Yo en este momento tengo unas ambiciones muy limitadas: una de ellas es poder leer despacio, tras cinco años leyendo en diagonal informes. Y mi segunda gran ambición es excesiva: andar. Soy un hombre de la montaña y me siento transfigurado cuando la piso, y llevo cinco años sin andar. Mis ambiciones son andar y leer"
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