Guerra en Oriente Próximo

El líder de la guerrilla kurda del PKK pide desde prisión la entrega de las armas y el fin de la lucha armada

Abdullah Öcalan, en la cárcel desde 1999, reclama poner punto final a un conflicto de 4 décadas con Turquía y que ha causado más de 40.000 muertes

Jóvenes kurdos sostienen un retrato de Abdullah Öcallan, el líder del PKK, tras conocer su llamamiento a deponer las armas, este jueves en Diyarbakir, Turquía.

Jóvenes kurdos sostienen un retrato de Abdullah Öcallan, el líder del PKK, tras conocer su llamamiento a deponer las armas, este jueves en Diyarbakir, Turquía. / METIN YOKSU / AP

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Estambul

En un llamamiento histórico, esperado desde hace semanas, el líder de la guerrilla kurdoturca del PKK, Abdullah Öcalan, ha pedido este jueves a su grupo la entrega incondicional de las armas y la disolución del movimiento, en guerra contra Turquía desde la década de los años 80.

Öcalan, detenido en Kenia en 1999 durante una operación internacional conjunta de los servicios secretos turcos y estadounidenses, cumple una cadena perpetua en una cárcel de alta seguridad en la isla de Imrali, en el mar de Mármara, desde su detención y juicio posterior.

"Hago un llamamiento al desarme y asumo la responsabilidad histórica de esta petición. Cualquier facción la existencia de la cual no haya sido terminada por la fuerza, que lo haga voluntariamente: reúnan su congreso y tomen su decisión. Todos los grupos armados deben abandonar las armas y el PKK debe disolverse", afirma Öcalan en una carta que ha leído la antigua líder del partido kurdoturco DEM, Pervin Buldan, histórica del movimiento y uno de los pocos altos cargos de la formación que no está en la cárcel. 

Buldan, junto con otros miembros y diputados de su partido, ha visitado este jueves por la mañana a Öcalan en la cárcel, con quien se han realizado una fotografía para demostrar al PKK —como había pedido el grupo— que el mensaje del desarme es real y ha sido escrito por el propio Öcalan. La imagen es histórica: esta es la primera ocasión en la que se ve su estado físico tras su proceso judicial en 1999, cuando el kurdo tenía 50 años; ahora tiene 75.

Abdullah Öcalan, en el centro, rodeado de una delegación de dirigentes kurdos en la prisión de la isla de Imrali en la que está encarcelado el líder de la guerrilla del PKK.

Abdullah Öcalan, en el centro, rodeado de una delegación de dirigentes kurdos en la prisión de la isla de Imrali en la que está encarcelado el líder de la guerrilla del PKK. / PARTIDO PARA LA IGUALDAD Y LA DEMOCRACIA - DEM / X / EFE

Desde el encarcelamiento de Öcalan, guía aún espiritual e ideológico del grupo, el PKK está liderado militarmente desde las montañas del norte del Kurdistán iraquí, en la región de Qandil.

El PKK es considerado como una organización terrorista tanto por Turquía como por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. Su conflicto contra el Estado turco ha costado la vida de más de 40.000 personas en cuatro décadas, tanto por operaciones militares del Ejército turco como por ataques del PKK.

"El PKK, el movimiento insurgente y armado más extenso y prolongado de la historia de la República de Turquía, se inspiró principalmente en el hecho de que los canales de la política democrática estaban cerrados. Pero ahora, el lenguaje de la época busca la paz y una sociedad democrática. [Y el futuro del PKK] debe desarrollarse de acuerdo con esta realidad", ha escrito Öcalan en su misiva, que debe dar inicio, ahora, a unas negociaciones de paz sobre las que aún hay más sombras que luces. 

Incertidumbre

Así, ahora la pelota está en el tejado del liderazgo de la guerrilla en Qandil, que deberá anunciar en las próximas horas o días si sigue la petición de Öcalan y entrega las armas o, por el contrario, continúa con una lucha armada que agoniza. 

En la última década, tras el fallido proceso de paz de 2013-2015, el grupo ha sido casi completamente expulsado de Turquía y vive arrinconado tanto en el norte de Irak, donde las operaciones militares turcas son constantes, como en el noreste de Siria, donde las milicias kurdosirias de las YPG, vinculadas con el PKK, negocian ahora su desaparición con las nuevas autoridades de Damasco, aliadas de Turquía y que han anunciado ya en repetidas ocasiones que no permitirán que el grupo pueda mantener su territorio como hasta ahora. Las YPG, aliadas de Estados Unidos, fueron la punta de lanza de la lucha de Washington y la Coalición Internacional contra el Estado Islámico en Siria.

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