PLANTÓN A KALLAS
Trump margina a la Unión Europea para dividirla y debilitarla: "Tiene una fijación con Europa desde su primer mandato"
Marco Rubio ha dado plantón a la jefa de la diplomacia europea Kalla Kallas mientras Trump proclama que la UE es un club para “joder” a Estados Unidos

Davos (Suiza), 21/01/2020.- Ursula von der Leyen con Donald Trump / STEFAN WERMUTH HANDOUT / EFE

Donald Trump va contra la Unión Europea. Antes incluso de su toma de posesión, su escudero, el oligarca Elon Musk, ya lanzó una campaña de insultos e injerencias en la política europea, de Reino Unido a Alemania, destinada a generar caos en el Viejo Continente. Desde que comenzó su mandato el 20 de enero, los choques con los países europeos se han acumulado. Entre otros, ha marginado a sus socios de las negociaciones sobre Ucrania y ha hablado con el presidente ruso Vladímir Putin, mientras dejaba por completo de lado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Se ha visto con el francés Emmanuel Macron y con el británico Keir Starmer, pero como representantes de sus países; nada con la UE.
Esta misma semana, su secretario de Estado, Marco Rubio, ha dado un plantón inédito a su homóloga comunitaria, Kaja Kallas. Ella había viajado a Washington con el objetivo principal de reunirse con el responsable de la diplomacia estadoundiense, después de que este hablara durante horas con su homólogo ruso en Arabia Saudí. Sin previo aviso, el republicano alegó problemas de agenda para no recibirla, y Kallas tuvo que conformarse con unas irrelevantes visitas a los funcionarios de la delegación europea en EEUU y a algunos congresistas y senadores. Poco después, Trump realizaba unas declaraciones de una agresividad nunca escuchada antes de boca de un presidente estadounidense: "Seamos honestos. La Unión Europea se formó para joder a Estados Unidos. Ese es el propósito y lo han hecho bien, pero ahora yo soy presidente", espetó este miércoles ante la prensa. Y volvió a amenazar con aranceles a los 27, que aún no ha concretado pero que, ha avanzado, rondarán el 25%. Unas semanas antes, su vicepresidente, J.D. Vance, abroncó a los europeos en la ciudad de Múnich por su presunta persecución de la libertad de expresión y tendencia a la manipulación electoral.
La animadversión de Trump hacia los 27 no es nueva. Ya en su primer mandato, calificó a la UE de “enemigo comercial”, poco antes de viajar a Helsinki a reunirse con el presidente ruso Putin, recuerda Carme Colomina, investigadora senior del centro de pensamiento CIDOB. “Tiene una fijación con Europa porque para Trump la UE representa un proyecto político basado en la cesión de soberanía y el consenso, y una cierta una visión del multilateralismo y del orden global que no encaja en absoluto con su visión confrontacional, transaccional y de hombres fuertes”, explica en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
El republicano quiere dividir a los 27 para debilitarlos, y cuenta a priori con tres caballos de Troya: la primera ministra ultraderechista de Italia, Giorgia Meloni, y los primeros ministros de Hungría y Eslovaquia, Víktor Orbán y Robert Fico, ambos cercanos a Moscú. Cuando, este viernes, Trump expulsó a Zelenski de la Casa Blanca tras una bronca inédita ante las cámaras en la que le acusó de "jugar con la tercera guerra mundial", el grueso de los líderes europeos, incluido Pedro Sánchez, expresaron su apoyo al presidente ucraniano. Meloni emitió un comunicado tibio en el que evitaba posicionarse y proponía una cumbre trasatlántica, y Orbán mostró su apoyo a Trump.
Aún así, el tiro puede salirle por la culata, y estos actores pueden modificar su postura si se ven perjudicados sus intereses nacionales. “Si Trump no calcula bien la dureza de su desafío a la UE puede provocar el efecto contrario, que se refuerce la unidad”, aporta Colomina. Si aprieta con aranceles a los 27, eso dañará la economía alemana y la española, pero también la italiana o la húngara, porque hay un espacio comercial común y las tasas las pagarán todos los exportadores por igual. Desde Bruselas ya tienen preparada una respuesta conjunta a la guerra arancelaria con la que amenaza Trump. Nada une más que un enemigo común, también si es comercial.
Acercamiento a Rusia
El giro de 180º de Trump hacia Rusia frente a su predecesor Joe Biden ha alienado a otro de sus aliados naturales, Reino Unido. Starmer ha organizado este domingo una reunión de urgencia en Londres con una docena de líderes europeos para hablar de Ucrania. Están invitados los jefes de Estado o de Gobierno de Francia, Alemania, Dinamarca, Italia, España, Países Bajos, Polonia, Finlandia, Suecia, República Checa y Rumanía; además de los de Noruega, Turquía, y la propia Ucrania. También irán el jefe de la OTAN, Mark Rutte y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Trump ha decidido orillar a los líderes europeos en las negociaciones sobre un posible alto el fuego en Ucrania. Su principal aliado para esta andadura será Putin. Él se sienta en la mesa grande con Trump; Zelenski y los europeos, en la pequeña. Por eso el propio presidente ruso ha calificado esta semana de “socio” a Trump; no en vano este le ha sacado de tres años de aislamiento internacional y sanciones tras su invasión a gran escala de Ucrania y la causa abierta por presuntos crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional.
Y es que, aunque Trump preside una democracia y Putin un régimen autoritario, ambos parecen estar en la misma longitud de onda en su visión del mundo. Lo ven como un juego de suma cero en el que un vecino fuerte expone una debilidad propia. Putin también tiene a la UE entre su lista de objetivos. En 2014, instó al entonces presidente ucraniano, el prorruso Víktor Yanukóvich, a cancelar en el último minuto un acuerdo comercial de Ucrania con la Unión Europea. Las protestas que se sucedieron acabaron con Yanukóvich huyendo del país y Rusia invadiendo el Donbás y anexionando Crimea.
Fue el momento de ruptura, pero la inquina venía de antes. En 2008, Rusia invadió Georgia. A los cinco días se llegó a un acuerdo de alto el fuego pergeñado con el entonces presidente del Consejo de la UE, el francés Nicolás Sarkozy. Cuando iba a celebrarse la rueda de prensa conjunta para explicar lo acordado, Putin quiso que se retirara la bandera de la Unión Europea del estrado, a lo que Sarkozy se negó.
La potencia de la Unión Europea
La Unión Europea es un mercado de unos 500 millones de personas, con alto poder adquisitivo, formado por democracias avanzadas y en paz. Los diversos presidentes estadounidenses han promovido el atlantismo, esto es, una relación privilegiada con los socios del otro lado del charco. Trump parece querer mantener las buenas relaciones, pero solo bilaterales, uno a uno. Ha mostrado sintonía con el presidente francés, Emmanuel Macron. Durante su visita a la Casa Blanca de esta semana, todo han sido gestos corporales de aprecio y sonrisas incluso cuando el galo enmendaba las inexactitudes de Trump ante la prensa.
Hace algo más de un año, el 13 de febrero de 2024, Rusia ordenó la busca y captura de la entonces primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. Sobre ella pesa un caso penal en Moscú por la destrucción y daños a monumentos a soldados soviéticos en el país báltico. Ella había sido una de las voces más duras contra la invasión rusa de Ucrania, y se había movilizado durante estos años para conseguir imponer sanciones al Kremlin y para armar al país invadido. Estonia comparte frontera con Rusia y temía que su país fuera el siguiente. Su nombramiento como Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE mandaba un mensaje claro a Putin: Bruselas está con Kiev y frente a Moscú. Ahora, Putin se la ha devuelto de alguna forma a través de su nuevo “socio” Trump, con un plantón de Rubio a Kallas que simboliza el menosprecio de la nueva Administración hacia Europa como actor geopolítico.
La ruptura del statu quo se ha plasmado también en una votación en Naciones Unidas este miércoles: Estados Unidos votó contra una resolución promovida por Ucrania por el tercer aniversario de la invasión rusa en la que se pedía a Moscú que abandonara los territorios ocupados. Ocurrió lo impensable y Estados Unidos votó igual que Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte e Israel. Los países europeos votaron todos a favor, salvo Hungría. Hasta China se abstuvo. Un giro completo al tablero de alianzas geopolíticas y un símbolo de que Trump va a por Europa en este nuevo mandato.
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