Con la llegada del verano los distintos municipios han abierto sus instalaciones acuáticas, una demanda en aumento entre los habitantes de la comarca de la Comunidad de Calatayud, sobre todo en aquellas localidades donde la población se duplica durante el verano. Algunos ayuntamientos han estrenado este año sus piscinas, y los que no han tenido tiempo para acabarlas lo harán en el próximo año.

En la última década se ha triplicado el número de piscinas municipales, aventurándose en ello ayuntamientos con un presupuesto muy bajo. Y es que el mantenimiento de este tipo de instalaciones resulta mucho más costosa de lo que puede suponer una piscina particular. Además de los productos necesarios, la maquinaria o la portería, cualquier piscina pública está sometida a una serie de obligaciones que no suelen coincidir con las que rigen una piscina particular.

Las más importantes de ellas son el control sanitario y de seguridad. Las instalaciones acuáticas deben ser sometidas por ley a un riguroso control diario de los niveles del cloro y el ph del agua. Otra de las situaciones que suelen repercutir en la rentabilidad de una piscina es la obligatoriedad o no de tener un socorrista dependiendo no sólo de las medidas del vaso de agua, sino también del número de habitantes del municipio. Este año alguno de los municipios de nuestra comarca, como Ariza o Morata de Jalón, se han encontrado con serias dificultades para hacerse con el servicio de estos, ya que no siempre se cuenta con una persona titulada.