La alegría llegó por adelantado, en la jornada 15, cuando aún restaban tres fines de semana para finalizar la competición. La amplia ventaja de diez puntos frente al segundo clasificado dejaba entrever que el final sería feliz. El Santa Anastasia se enfrentaba al colista, un Santa Isabel en horas bajas que no se lo iba a poner fácil a los de amarillo. 90 minutos, un ascenso. El equipo salió en tromba a conseguirlo, y cuando el colegiado señaló el final del partido el marcador reflejaba un contundente 6-2. Estaba hecho. 31 años después, el Santa Anastasia dejaba de soñar con la Tercera División.

Un gran inicio de temporada dejaba una puerta entreabierta al objetivo, pero era difícil creérselo. «Conforme avanzaba el año aparecían dudas, porque puedes tener un tropiezo en cualquier partido. Las sensaciones eran cada vez mejores y conseguíamos buenos resultados contra los rivales más próximos», recuerda Javier Pérez, miembro de la directiva del Santa Anastasia CF.

El Santa Anastasia ya había acariciado con los dedos el hito de subir a Tercera. El club llegó hasta el último partido por el ascenso en 1990 frente al Alcolea. No pudo ser, y desde entonces la entidad se movió entre las categorías regionales del fútbol aragonés. «Toda la gente que ha trabajado en el club desde entonces se emocionó mucho con el ascenso. A alguno se le saltaban hasta las lagrimas», cuenta Javier Pérez, miembro de la directiva del club.

Entrega del trofeo a las autoridades ejeanas.

31 años después

El equipo pone en el mapa futbolístico nacional a Santa Anastasia. «Para una pequeña población de 300 habitantes, conseguir que un equipo entre en categoría nacional es un gran éxito», comenta Pérez. Y lo es más si el equipo al completo lo integran jugadores de la zona. «Son una cuadrilla de amigos, gente de Ejea y de la comarca que juega desde hace mucho tiempo juntos. Forman un bloque muy compacto», cuenta Pérez.

La trayectoria del primer equipo del Santa Anastasia en los últimos años era imparable. Dos ascensos en cuatro años –el primero, de regional a preferente– confirmaban la buena dinámica del conjunto. Aunque, eso sí, el ascenso a Tercera podría haberse conseguido en 2020, pero la pandemia frenó el buen ritmo competitivo que llevaban.

Sin embargo, los últimos tiempos no han sido un camino de rosas. Javier Pérez explica que hace tan solo cinco años «la cosa estaba muy complicada» cuando competían en Primera Regional. «Dimos un cambio de rumbo al club y ahora estamos aquí, pero hay que agradecer a todas las directivas por la continuidad y el trabajo. Es un trabajo que viene de largo», afirma.

El salto de categoría va a serlo también en el terreno económico: arbitrajes, desplazamientos y los costes de las fichas. El Santa Anastasia es uno de los pocos equipos en Aragón que no cobra entrada a los aficionados, por lo que sufragan costes con rifas, sorteos y las aportaciones de socios y colaboradores. Javier Pérez explica que la idea para el próximo año es mantener el bloque de jugadores. «Costará mucho trabajo mantener la categoría. Sobre todo no debemos perder la cabeza, porque la institución debe perdurar», apunta. Ya es una realidad. El Santa Anastasia es de Tercera.

Hace 31 años, el club disputó una fase de ascenso sin final feliz.