El paso de la pandemia del covid-19 por nuestras vidas ha supuesto para muchos una reflexión personal, un nuevo enfoque vital que ha hecho replantearse qué cosas priorizamos y cómo conseguimos disfrutar de la vida. Esta realidad hace que multitud de personas hayan introducido cambios en sus rutinas y formas de relacionarse.

En la actualidad, las personas presentamos una tendencia a realizar gran cantidad de planes, y cuantos más planes abarcamos mejor nos sentimos, ¿o tal vez no? En contraposición a esta afirmación, existe el movimiento ciudadano Slow, que tiene su origen en Roma (Italia). Se trata de una corriente cultural que promueve una vida más sosegada y calmada, poniendo el foco en aquellas actividades que fomentan el crecimiento y desarrollo personal, así como el uso de tecnologías y estrategias que nos ayudan a ahorrar tiempo, con el fin de tener una vida plena y más saludable.

Nos hemos acostumbrado a obtener placer y disfrute a corto plazo, en especial las generaciones más jóvenes, que están rodeadas de un mundo lleno de avances tecnológicos y multitud de medios disponibles, a diferencia de décadas anteriores. Es por ello que los adolescentes presentan especial impaciencia por encontrar satisfacciones de una manera rápida y sencilla. Esta realidad, posiblemente, es lo que hace que con el paso de los años el consumo de drogas esté aumentando entre este grupo poblacional, así como la edad de inicio.

¿Qué valores se están inculcando a los jóvenes? El hecho de que estén consumiendo sustancias nocivas desde edades tan tempranas supone pararse a reflexionar qué es lo que está ocurriendo para que tengan que encontrar la satisfacción y el disfrute en las drogas. ¿Tal vez no sean conscientes de los riesgos que puede acarrear en su salud? ¿Hacen falta más campañas de prevención y concienciación? El auge del consumo de drogas es algo que debe ponerse sobre la mesa, estableciéndose la necesidad de mecanismos de prevención y abordaje multidisciplinar desde diferentes servicios comunitarios (educación, sanidad, servicios sociales, etc.).

Además, desde Salud Mental consideramos que promover y educar desde pequeños en el esfuerzo, la responsabilidad y la perseverancia puede fomentar que los jóvenes no busquen de manera errónea un placer instantáneo, sino que aprendan a saborear los pequeños momentos de la vida, así como el éxito y la satisfacción personal tras un esfuerzo constante. Tal y como enunció Charles Spurgeon: «No es lo mucho que tenemos sino lo mucho que disfrutamos, lo que hace la felicidad».

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