Una parte de Pinseque está en Filipinas. Así lo cree la hermana carmelita misionera teresiana María José Gay que desde hace dos años trabaja en una misión en el país asiático y que estos días se encuentra en su localidad natal. La religiosa se muestra "muy orgullosa de que, gracias a la colaboración del ayuntamiento y de todos los vecinos, se van a construir cuatro viviendas dentro de un proyecto con el que se mejora las condiciones de vida de los más necesitados de Filipinas".

Según explica María José Gay, el proyecto de la congregación Carmelitas Misioneras Teresianas comenzó a ejecutarse en Filipinas con el fin de mejorar las condiciones de vida de las familias más pobres de este país. Así, desde hace dos años, ella junto a tres hermanas más trabajan en una actividad de promoción familiar en el que intentan crear hábitos laborales, sociales e higiénicos que hagan a cada familia filipina independiente. Para ello, la misión cuenta con una casa en la que cada día se ofrece a los niños los complementos alimenticios y educacionales que requieren, así como un taller de costura para las madres que de esta manera colaboran con sus familias.

En este sentido, María José destaca que "la pobreza está muy anclada" porque el sueldo medio es de 1,30 euros por día, una cantidad que las familias gastan sólo en arroz (50 céntimos el kilo). La misión subsiste gracias a los apadrinamientos y a la colaboración de diversas instituciones o empresas como Berkos, Lacasa o Maya Electrónica que donan sus productos.

A esta completa tarea se une ahora la del proyecto vivienda, un plan con el que se espera construir 100 casas de 30 metros cuadrados y para el que ya se ha comprado el terreno. Según indica María Jose, en la primera fase se construirán 20 casas entre las que se encuentran las cuatro financiadas por Pinseque, que ya tienen nombre: San Pedro, San Roque, Pinseque y Virgen de la Ola.

Estas casas serán construidas por los hombres de las familias que realizarán ellos mismos los bloques, de manera que colaborarán activamente en la mejora de la vida de sus familias a la vez que aprenderán un oficio que podrá serles útil para conseguir un trabajo.

Como explica Maria José Gay, "el proyecto vivienda supondrá un gran salto higiénico y social" para estas personas que ahora viven en chabolas de 8 metros cuadrados. De ahí que se muestre feliz por la gran colaboración que realiza su pueblo, Pinseque.