Labores culinarias básicas que abarcan desde la simple cocción de unos macarrones o el proceso para freir correctame un huevo, hasta los secretos y pasos a seguir en la elaboración de platos y recetas más elaboradas como una merluza a la sidra o unas natillas, son algunas de las materias que aprende el grupo de alumnos de las clases de cocina para hombres, impartidas en Fuentes de Ebro, a traves del Aula de Educación de Adultos.

La iniciativa para organizar este cursillo culinario partió de los propios alumnos, un grupo de varones con edades que comprenden desde los veintitantos hasta los sesenta años, de todos los estados civiles, quienes, interesados por iniciarse en esta materia con el objetivo de hacerse más autosuficientes o de poder compartir mejor con madres y esposas las tareas de la casa, solicitaron que se incluyera el Curso de iniciación a la cocina en el programa de adultos.

Cada lunes, desde el pasado mes de noviembre y hasta el proximo febrero, en las instalaciones que amablemente presta el colegio público de Fuentes de Ebro, este grupo de cocineros en ciernes aprenden a preparar una comida completa, compuesta por un primero, un segundo plato y postre. Paloma, su profesora, es la encargada de que los 15 discípulos con que cuenta actualmente esta iniciativa formativa, eminentemente práctica, aprendan a desenvolverse ante los fogones y el fuego.

Paloma recuerda que "los conocimientos que cada alumno tenía en el campo de la cocina antes de comenzar las clases eran variados, desde los que sólo sabían las nociones más básicas, hasta los que se atrevían con recetas más complicadas". Sin embargo, según asegura la instructora, "todos los alumnos han avanzado rápidamente y la mayoría ya se atreve a hacer sus pinitos en la cocina de casa guisando para los suyos".

Esta cocinera, que también trabaja en un establecimiento de hostelería de la localidad, tiene una gran experiencia impartiendo clases culinarias, y de hecho ha llevado a cabo cursillos en muchos pueblos de la comarca. Sin embargo el de Fuentes es el único en el que todos sus alumnos son hombres.

Las clases tienen una duración aproximada de dos horas, tras las cuáles los propios alumnos comprueban el acierto de los guisos dando buena cuenta de ellos de ellos. Eso sí, una vez satisfecho el paladar se tienen que emplear a fondo y fregar y recoger los útiles que han empleado en la cocina.

Como demostración de que la cocina es una actividad que conquista a todos los públicos una vez que se conoce, basta mostrar el interes de estos cocineros, quienes tienen previsto solicitar la continuación del cursillo, para aprender nuevos platos y secretos culinarios más sofisticados para llegar a ser auténticos maestros de la gastronomía.

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Los 15 alumnos que aprenden a cocinar muestran gran interés por la materia.