Dependiendo de la zona donde vives, se puede observar la berrea, época de celo de los ciervos. Una magnífica experiencia que este mes pude contemplar en los montes de Caspe y Fraga, y conocer a estos animales en su estado más salvaje. Eso sí, acompañados por algún experto y con mucho respeto hacia los ciervos, ya que no debemos molestarlos.

Dos veces en quince días, pude asistir a este espectáculo de la berrea del ciervo. El primer día fue por la noche. Sorprendido, pude contemplar un ir y venir de coches por los caminos, algunos de ellos con un gran foco manual para poder ver a los ciervos, error mayúsculo pensé yo, pues sólo se consigue molestarlos. Por la noche se debe disfrutar escuchando el profundo sonido de la berrea o brama. El segundo día de mi visita fue al amanecer, cuando despuntaba el día, momento este en que se puede oír y ver a los ciervos. Pudimos contabilizar a lo largo del recorrido unos veinticuatro, la mayoría hembras con sus crías. Al atardecer y al amanecer es de los pocos momentos en que se puede contemplar a los grandes machos en estado salvaje, una experiencia difícil de olvidar.

Desde mediados de septiembre a últimos de octubre es la mejor época para ver a los ciervos. Los machos salen de los pinares y con sus potentes berridos que emiten atraen al harén de hembras en celo. Tras varios días de lucha los machos ganadores cubren a las hembras. El celo ocurre aproximadamente en septiembre debido a que en nuestros campos se produce mucha hierba en mayo. Esto, que parece sin sentido a primera vista, es perfectamente comprensible.

La naturaleza es muy sabia y la responsable, como en tantas cosas. El mecanismo es muy sencillo: la gestación dura casi ocho meses (unos 235 días), si alguna hembra entrara en celo tarde, tendría que enfrentarse al problema de dar de mamar a una cría durante un verano en la que la sequía hace que el alimento vegetal sea escaso. Las muy tempranas también sufrirían de poca comida en comparación con las que nacieran en mayo y junio.

Una sola cría paren (raramente, dos) llamado jabato o cervatillo, quien nada más nacer, se pondrá en pie con ciertas dificultades y comenzará a mamar, algo que hará durante cuatro meses y permanecerá junto a la hembra hasta el siguiente parto.

Las cuernas son las protagonistas de las luchas de la berrea, y un enigma para los expertos sin resolver, ya que las pierden y renuevan anualmente, a últimos de marzo, el ciervo sufre la caída de las astas.

JAVIER GONZALVO ABADIA