Villanueva de Gállego y su entorno vivió una espectacular plaga de langosta mediterránea, la segunda en tan sólo un mes. Aunque la zona de Monegros y los secanos cercanos a Zaragoza están considerados como áreas endémicas de este insecto invasor, muy temido por los agricultores por su poder destructivo, este año dicha plaga se ha producido en unas circunstancias particulares que han agravado la temporada de fumigación, que ya debería haber terminado.

Ante la llegada de las langostas, que según comentan los agricultores y vecinos de Villanueva, "circulaban libremente por los campos y calles en grandes bandadas", el alcalde villanovense, José Manuel Garisa, dio parte al Departamento de Agricultura de la Diputación General de Aragón "para que se pusiera en marcha el mecanismo adecuado para atajar el problema", aseguró.

Así, desde la Diputación General se comenzó con la fumigación terrestre en Villanueva y también en parte de Zuera, otra localidad afectada por la plaga. Pero según los agricultores y ganaderos villanovenses, "las tareas de fumigación llegan con retraso, puesto que se había denunciado al Departamento de Agricultura, hace más de un mes, porque existían ya insectos en los campos, sobre todo en los de cereal, que son sus preferidos".

Por contrapartida, la DGA explica que desde el 23 de abril se realizan campañas para fumigar los campos y evitar las plagas, pero advierte que, este año, por razones aún desconocidas, estos insectos han tenido tres puestas de huevos en lugar de una, por lo que se ha multiplicado el número de langostas que, según el Departamento de Agricultura de la DGA, provienen del área del campo de maniobras de San Gregorio, pero por causas climatológicas se han desplazado hasta los campos villanovenses.

Las langostas han asolado en Villanueva una extensión de 3.000 hectáreas de terreno, entre huertas de cultivo y montes. Ahora, los agricultores temen por los nuevos cultivos, ya que las langostas no se comen los cereales secos, pero sí los productos recién sembrados.