La arquitectura es parte fundamental de los modelos residenciales, influye en las rutinas diarias de los centros y en el bienestar de las personas que forman parte de ellos. Arquitectura y modelo de cuidados deben complementarse para garantizar acompañamientos humanos.

Las residencias tal y como las conocemos en España actualmente, están evolucionando, y lo están haciendo convirtiéndose en lugares referentes de atención a las personas mayores con diferentes necesidades de apoyos, prestando servicios a toda la comunidad, tanto dentro como fuera de las propias instalaciones.

Esta es la evolución natural que desde hace años se está planteando en los países desarrollados: crear entornos habitables que reproduzcan unas condiciones más próximas al concepto de hogar.

El Ayuntamiento de Mallén apuesta por este modelo y tras varios meses de reforma la Residencia de Mayores San Sebastián ha inaugurado un nuevo recurso en el centro. Se trata de una vivienda con servicios, donde ya conviven cuatro personas mayores que son independientes pero que necesitan apoyos concretos en el desarrollo de determinadas actividades cotidianas instrumentales, al mismo tiempo que un entorno seguro.

El recurso permite a quienes viven en él hacerlo de forma similar a como lo harían en sus domicilios. En la vivienda cada cual puede levantarse cuando quiera, acudir a la nevera con total libertad, calentar un vaso de leche en mitad de la noche, preparar un sándwich a media mañana, fregar su propia vajilla, invitar a la familia a merendar el día de su cumpleaños, ver una película con sus nietos en la sala de estar… Se pretende fomentar un estilo de vida activo de una forma natural.

Esta unidad guarda una estética diferente al resto del centro y desde la dirección del centro esperan que quienes viven en ella puedan aportar cuantos elementos consideren para que se sientan realmente en su hogar y de esta manera dar respuesta a una de las mayores exigencias de las personas de edad: envejecer en casa o como en casa.