Tras la obligada cancelación el año pasado de los actos en honor de San Antonio de Padua en Mezalocha, este año se han podido llevar a cabo de forma prácticamente normal, teniendo en cuenta las debidas medidas de seguridad.

Después del habitual rezo del rosario y el canto de los gozos en la ermita, un buen número de mezalochanos celebraron la festividad en el parque municipal con la tradicional merienda a base de rosquillas y moscatel.

Pese a no ser patrón de la localidad (históricamente lo han sido San Miguel y Santa Teresa de Jesús), la comunidad de Mezalocha siente un verdadero fervor por el santo paduano.

Ya en 1656 se tiene constancia de la existencia de una pequeña y humilde ermita, en la misma ubicación en que se halla la actual, aunque solo disponía de un modesto lienzo dedicado a él. Dicha edificación fue arruinándose con el paso del tiempo hasta que se optó por derribarla en el verano de 1936. Volvió a ser erigida, por suscrición popular, en 1945. Sobre proyecto de Regino Borobia, las obras comenzaron el 7 de mayo, prolongándose hasta el 24 de septiembre e inaugurándose el 28 de de dicho mes, víspera del patrón de la localidad, San Miguel Arcángel. Fue calificada como sobria, esbelta y airosa. Como dato anecdótico, el importe total, incluidos los gastos de la inauguración, ascendió a 73.101,98 pesetas.