Mayo es el primer mes de año plenamente integrado en la primavera. Las primeras flores, los primeros días con buen tiempo y jornadas de sol casi eterno cambian el ritmo de vida de toda la sociedad. En la comarca de la Hoya de Huesca, el mes de mayo también es sinónimo de días festivos. Muchos de los municipios del territorio han dedicado sus fines de semana a sus patrones, con unas celebraciones muy especiales por el regreso de las fiestas tras dos años pausadas por la crisis sanitaria.

Todos los fines de semana han tenido algún evento especial a lo largo y ancho de la comarca. Desde la última semana de abril y hasta el primer domingo de junio, las localidades de la Hoya han desempolvado sus tradiciones y los vecinos de todos los pueblos se han vuelto a reunir gracias a las misas, las romerías, las procesiones y a algunos eventos gastronómicos que siempre son de agradecer.

Como resumen general, se puede afirmar que todos los eventos han sido un éxito, sobre todo de público. Todos los pueblos de la Hoya que se han lanzado a recuperar la normalidad de sus fiestas y tradiciones han visto como sus vecinos más habituales, así como esos que solo se dejan ver en las jornadas señaladas, respondían a la llamada de las comisiones y de los consistorios con estas nuevas fiestas.

El buen tiempo y el fin de la pandemia, que tras dos años ha dado un paso atrás en su intento de apartar a la gente y acabar con los eventos multitudinarios, también ha provocado la buena afluencia de público.

Las programaciones se han parecido mucho a aquellas que deslumbraron toda la vida en los pueblos. La música ha sido la reina en todos los eventos: formatos más grandes y más reducidos, orquestas ambiciosas o solistas, han sido las responsables de llenar de música todas las localidades. Junto a ellas, las romerías y las procesiones también han copado el calendario.

Los habitantes de Quicena fueron los encargados de disparar el primer perdigón de las fiestas el viernes 29 de abril. Su jornada dedicada a San Pedro Mártir compartió fecha con las fiestas de Siétamo, que durante cuatro días paralizaron la actividad habitual de su municipio para dejar paso a las esperadas celebraciones.

La localidad de Esquedas, perteneciente a La Sotonera, fue la responsable de que a la semana siguiente los actos no parasen. San Gregorio, su patrón, recibió a los fieles de este pequeño municipio el 5 de mayo. Tan solo un día después, las dos Alcalás de la comarca compartieron unas ajetreadas jornadas llenas de actividades culturales. Alcalá del Obispo dedicó, como siempre ha hecho tradicionalmente, el 6 de mayo a la Virgen de Bureta. Por su parte, Alcalá de Gurrea alargó un poco más sus días de jolgorio con sus fiestas de San Antón, que duraron desde el 6 hasta el 8 de mayo. El mismo día 8, en Ayera rindieron homenaje a San Miguel Arcángel, mientras que el día 9 hicieron lo propio con San Gregorio.

El frenético ritmo de celebraciones se detiene hasta el siguiente fin de semana. Almudévar organizó cuatro días llenos de actividades culturales en honor a San Isidro, uno de los patrones más recordados en toda la provincia. Lupiñén es otro de los municipios que reserva su día 15 para el santo de los labradores. Dos romerías cierran este intenso fin de semana de programaciones festivas: en Ibieca la celebran en honor a San Miguel el mismo día 15, jornada en la que los vecinos de Siétamo y Liesa también salen a las calles.

El 22 de mayo concentra hasta tres festividades distintas en la Hoya: en Sasa del Abadiado celebran Santa Quiteria, en Piracés sus fiestas mayores y en Quicena organizan su romería a la ermita de Salas. Unos días más tarde, el 26, en Salillas recuerdan la figura de San Felipe Neri.

Cierran este mes de mayo cargado de fiestas patronales los municipios de Alcalá del Obispo y de Tierz, que el día 28 volverán a celebrar una jornada especial con Santa Waldesca en el recuerdo.

Mientras, en Las Peñas de Riglos comienzan el mes de junio de la mejor forma posible, ya que celebran sus fiestas en honor a la Virgen del Mallo el primer día del mes. La otra localidad que también se engalana en junio es Ayerbe: este municipio altoaragonés se reserva el primer fin de semana del mes para disfrutar con sus fiestas de la Virgen de Casbas.

El sexto mes del año arranca con un par de jornadas especiales y con la vista puesta a un verano en el que las fiestas patronales recuperarán su sonido y su vistosidad de siempre, después de dos años en los que el silencio provocado por la pandemia terminó con la alegría en los municipios.

Sin embargo, el plato fuerte en la Hoya llegará, como en el resto de los núcleos urbanos, en los meses de julio y agosto. Prácticamente todos los municipios de la comarca, e incluso de la provincia, volverán a disfrutar de sus grandes fiestas de verano. Unos días, dedicados a los patrones municipales, en los que la música, la gastronomía y las actividades culturales llenan de vida y emociones todos los pueblos de la comarca.

Aunque los más rezagados esperarán hasta septiembre para celebrar estos días tan importantes, la guinda del pastel llegará en la segunda semana de agosto. Con el fin de la pandemia, Huesca volverá a oler a albahaca y a vestirse de blanco para celebrar un San Lorenzo que no han podido disfrutar en los dos últimos veranos. Los oscenses ya cuentan los días en el calendario mientras preparan su ciudad y sus actividades para recibir con los brazos abiertos a los miles de turistas que no se quieren perder una de las fiestas patronales más reconocidas de la geografía española.

Con todo el verano todavía por delante, las comisiones de fiestas y las corporaciones municipales ya ultiman los detalles de unas fiestas que seguro quedarán grabadas en la retina de los asistentes. Al fin y al cabo, son las primeras que se viven tras dos años de parón por culpa de una pandemia mundial. Y que sean las únicas. ¡A disfrutar!