La ganadería extensiva, con el trabajo y esfuerzo de los pastores y pastoras del Alto Aragón, contribuye a preservar el territorio y al mantenimiento de la biodiversidad en él. Además, genera una economía sostenible, produciendo alimentos de proximidad, ricos y saludables, que favorecen el asentamiento poblacional. Con su labor, esta ganadería y este colectivo constituyen una barrera natural frente a la propagación de incendios forestales en la provincia, modelando el paisaje y posibilitando entornos naturales ricos, forjando un patrimonio cultural, arquitectónico e inmaterial que es necesario mantener.

Durante siglos, la ganadería extensiva ha sido una de las actividades económicas que más ha contribuido a mantener el medio rural. Su aportación va más allá de lo económico, ya que tanto esta actividad como los profesionales que la lideran, los pastores y pastoras, tiene importantes beneficios en el ecosistema, siendo un elemento fundamental además en la lucha contra los efectos del cambio climático, tal y como ha quedado demostrado durante la actual ola de incendios en distintos puntos del país.

Ganadería y pastoreo son, además, eje básico de una producción alimentaria sana que, sin duda, unida a la iniciativa agroalimentaria de la provincia, contribuye a generar una economía circular y a fomentar los alimentos de proximidad, poniendo en valor el producto de la provincia de Huesca.

Por todo ello, la Junta de Portavoces de la Diputación Provincial de Huesca acordó por unanimidad conceder el XXV Galardón Félix de Azara, máxima distinción que otorga la institución en materia de sostenibilidad, a los pastores y pastoras de la provincia de Huesca.

En el encuentro se destacó que «conocen mejor que nadie las leyes de la naturaleza, porque es lo que han aprendido de sus antepasados. Es una forma de vida heredada, parte del patrimonio inmaterial de la provincia de Huesca», y aunque se reconoce que «una parte importante se ha perdido en las últimas décadas, debido entre otros factores a la pérdida de población en el medio rural y a las dificultades asociadas al sector ganadero, algunos de ellos todavía siguen realizando la trashumancia, con la que se establece una conexión y una vinculación entre todo el territorio, y recorriendo rutas y senderos que se mantienen limpios gracias al ganado, convirtiéndose en cortafuegos naturales».

Gracias al pastoreo, la montaña, el llano, los somontanos y los ecosistemas de la provincia de Huesca se han conservado en las mejores condiciones por la presencia de cabras, ovejas, ganado vacuno o caballar, que retiran material vegetal invasivo, reduciendo el riesgo de incendios y potenciando además el desarrollo de más variedades de especies vegetales así como el crecimiento de la flora de la zona. Es un círculo natural ya que esta misma presencia de vegetales y floras la aprovechan otros animales silvestres, además de una gran variedad de insectos.

En la Junta de Portavoces se destacaba que el porvenir de esta actividad, ligada al asentamiento poblacional en la provincia de Huesca, pasa también por quienes llegan provenientes de otras tierras.