El verano siempre es el mejor momento para reencontrarse con el arte. Una oportunidad ideal para disfrutar de la música, de la danza y del teatro, siempre en directo. Si a eso se le suma unos entornos insuperables y un recorrido por toda la provincia de Huesca, el resultado no se puede mejorar. El Festival SoNna (Sonidos en la Naturaleza) vuelve en 2022 para celebrar su tercera edición, la que marca el ansiado regreso de la normalidad y la que asegura arte por un tubo en todo el verano oscense.

Las diez comarcas altoaragonesas albergarán alguna de las 29 actividades que conforman este renovado ciclo cultural. Una forma de combinar arte, paisaje y naturaleza, que quiere mostrar desde un escenario todo el valor y el potencial que la provincia puede ofrecer.

Música, teatro, circo y espectáculos multidisciplinares inundan desde comienzos de junio, y hasta mediados de septiembre, bosques, prados, ermitas y el casco urbano de todo tipo de localidades de la provincia. Huesca se abre una vez más a la cultura y muestra el valor artístico e histórico de sus edificaciones.

EL PROGRAMA

Un festival que celebra su tercera edición debe presentar un cartel a la altura. Por ello, desde la organización del SoNna se ha buscado una programación que apueste por la calidad, por la variedad y por la posibilidad de encandilar a casi todos los públicos.

Dos meses llenos de propuestas culturales en las que es más complicado encontrar algo que no guste que contener los deseos de acudir a todos los actos.

Unos deseos que todos los oscenses dejaron claro desde el primer anuncio del regreso del festival: multitud de eventos colgaron el cartel del completo y los más ambiciosos, con mayor aforo, vieron que el ritmo de entradas y peticiones no cesaba desde el primer día.

Abrir un ciclo tan importante como el SoNna no es tarea fácil y por eso la organización lo puso en manos de la experimentada Producciones Viridiana. Una compañía de teatro que volvió a deleitar a todos con sus Sueños de frontera. El testigo recaló en otro músico de enorme envergadura, como es Carlos Núñez, que trazó un viaje desde los Pirineos hasta su Finisterre natal.

Sofía Rei cerró el primer fin de semana del festival, antes de ceder su hueco a tres grandes agrupaciones. Dúa de Pel, Trivium Klezmer y Neopercusión, con su bosque animado, se hicieron los mandamases de la provincia en la segunda ronda del SoNna.

Gustavo Giménez y Marwan Nasser abren con Umbral la tercera semana del ciclo. El Corral de García vuelve a subirse a las tablas con La lluvia amarilla, la fiel representación de la novela de Julio Llamazares con la que han triunfado en todos los teatros de España, antes de que cierren este primer tercio del festival Flor de Tolache.

El dúo aragonés Ixeya llega el 29 de julio para demostrar que la comunidad autónoma va sobrada de talento musical. Un talento que también se recupera con Rumbo Tumba y L-R.

Blanca Altable, Lorena Álvarez y sus rondadores y Ablaye Cissoko y Cyrille Brotto son los elegidos para abrir el intenso mes de agosto que continuarán Blue Valentine Trío, Capicúa Nüshu y el rock de autor de Isabel Marco.

Le Petit de Cal Eril, la compañía Pagans e Idoipe pondrán a bailar a todos sus asistentes y enfilan la mitad del octavo mes del año, antes de dejar su espacio a la Gala del Circo Aragonés, Addaura Teatre Visual y a Eduardo Paz junto a Olga y los Ministriles.

Septiembre, por ser el último mes, no iba a ser menos que los otros dos. Cinco conciertos de alto nivel que se encargará de abrir en Azanuy Copiloto. Le seguirán Maestro Espada, que actuará en Altorricón; y Dela Crau, que harán lo propio en la ermita de San Esteban de Lanaja.

Y el SoNna se reservó a los más conocidos para el último fin de semana. El cantante Antonio Orozco llega a la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes con su último trabajo para demostrar por qué lleva tanto tiempo sin bajar de los escenarios. Pero, por si fuera poco, la guinda del festival la pone una de las mayores leyendas de la música en español. Miguel Ríos vuelve a tierras aragonesas manteniendo un estado de forma imperturbable y con su clásico halo de misticismo intacto.