El regreso de las fiestas patronales tras tres años de parón a causa de la pandemia también fue muy esperado en las localidades más pequeñas de la provincia. Biscarrués y Piedramorrera celebraron, cada uno a su manera, estas jornadas tan ansiadas por los vecinos.

En primer lugar, Biscarrués apostó por una variada programación en la que ningún segmento de edad se quedase sin tener, cada día, diferentes actividades con las que disfrutar durante la semana.

Mucha música, actuaciones y espectáculos, juegos infantiles para los más pequeños e incluso un gran juego de láser, en el que se implicaba todo el pueblo, fueron algunas de las actividades más destacadas de una programación que tuvo la comida como eje de conexión entre todos los vecinos. La gran traca final fue el cierre perfecto a la semana más importante del año.

Por su parte, el municipio de Piedramorrera reservó una jornada para recordar a sus patrones. Un sencillo día de celebración que convirtió el 27 de agosto en toda una fiesta.

La programación arrancó por la mañana en la parroquia de San Babil con una misa. Tras esta celebración, la tradicional comida de hermandad reunió a todos los vecinos en la misma mesa. Ya por la tarde, los juegos de cucañas y el entretenimiento infantil fueron el prólogo perfecto a la emocionante actuación del Orfeón Reino de los Mallos, colofón a tan intensa jornada.