La Diputación Provincial de Huesca ha examinado el estado de las quince obras de arte público que se encuentran en diferentes localidades altoaragonesas como resultado de los programas culturales Arte público y Arte y Naturaleza que llevó a cabo la institución a partir de 1990. Se han realizado una serie de labores de restauración y conservación para mantener la vigencia de las esculturas y se han señalizado e iluminado, en los casos que se ha considerado necesario, para ofrecer al espectador una experiencia cultural acorde a las características de estas obras. En total, se han invertido casi 25.000 euros en diferentes actuaciones desde 2021 hasta la actualidad.

‘La sonrisa del viento’ también ha sido mejorada, así como se ha restaurado toda la zona. | DIPUTACIÓN DE HUESCA

Mesa de Pic Nic, de Siah Armajani, en el valle de Pineta (Bielsa), Siglo XX, de Ulrich Rückriem, en Abiego, o Árboles como arqueología, de Fernando Casás, en Piracés son tan solo algunos ejemplos de obras enmarcadas en los programas culturales Arte público y Arte y Naturaleza. Se trata de piezas diseñadas y creadas para permanecer instaladas en lugares concretos del medio no urbanizado de la provincia de Huesca. Sus autores tuvieron muy en cuenta las condiciones de los respectivos lugares para que establecieran una relación con los entornos mediante factores como la localización, es-cala, presencia física, la forma, intenciones y significados.

Las esculturas siguen presentes en cada lugar donde se implantaron. La diputada delegada de Cultura, Maribel de Pablo, ha señalado que estos programas culturales han sido «fundamentales» para que la provincia de Huesca se asocie a «un territorio comprometido con el arte, especialmente en relación a los entornos naturales y los paisajes, hasta el punto de que se ha convertido en una de nuestras señas de identidad». Por estos motivos, ha añadido, la DPH ha realizado «labores de mantenimiento y restauración».

GRANDES INTERVENCIONES

Se ha restaurado prácticamente al completo la Mesa de Pic Nic de Siah Armajani, con el arreglo de las tablas exteriores perimetrales, aplicación de sellado resistente a las inclemencias en el tejado; el lijado y barnizado de toda su estructura y la sustitución de los cuatro atriles de vidrio que contienen dibujos y poemas de Federico Garcia Lorca por un material de policarboanto y acero.

La pieza La sonrisa del viento, instalada en 1990 en Alquézar, ha sido otra de las obras que más atención ha requerido. La parte superior de la escultura, realizada en piedra de Calatorao, presentaba una rotura completa. Se ha repuesto en un único bloque, talla-do y con acabado apomazado, tal y como era la original. Esta obra se puede visitar en el acceso del aparcamiento de esta villa medieval, mirando hacia el núcleo urbano.

Estas obras están entre las más emblemáticas de ambos programas culturales que desarrolló la DPH desde mediados de la década de los 90. La diputada de Cultura ha defendido que «estas actuaciones las han devuelto a un estado digno, algo importante no solo por la calidad sino también por la experiencia de vecinos y visitantes al admirarlas».