Las obras de Margaret Michaelis y Kati Horna durante la Guerra Civil española no han dejado indiferentes a los altoaragoneses. Desde el pasado 16 de septiembre, más de 4.000 personas la han visitado en la Diputación Provincial de Huesca o han participado en las actividades didácticas que se han ofrecido. El trabajo de estas dos fotorreporteras se dio por desaparecido durante décadas, hasta que recientemente la historiadora del arte Almudena Rubio descubrió su autoría y permitió documentarlas.

Es la comisaria de esta muestra fotográfica que se muestra orgullosa de que las fotografías se hayan mostrado en Huesca, provincia en la que se tomaron muchas de las obras que componen la exposición, y de que estuvieran en Madrid en verano y próximamente esté previsto trasladarlas a Barcelona. Según explicó Rubio, la «gran calidad» de estas dos fotógrafas y «su capacidad para sumergirnos en la contienda bélica» a través de distintos encargos y reportajes de las organizaciones Confederación Nacional del Trabajo (CNT)- Federación Anarquista Ibérica (FAI) han sido las principales razones de que el público se sienta aludido en cada ciudad donde se exhibe.

La diputada de Cultura, Maribel de Pablo, señaló que «esta muestra ha llamado poderosamente la atención de los vecinos de distintas ciudades de la provincia, colectivos, asociaciones o institutos que incluso han organizado sus propias visitas en grupo» para verla. Además, informó de Pablo, se han recibido solicitudes de museos y centros culturales de otras ciudades españolas para acoger la exposición en sus instalaciones, lo cual es «otra señal del interés que ha suscitado».

Un interés que va más allá de los municipios donde se tomaron las imágenes: Albalate de Cinca, Binéfar, en el frente de Montearagón, en puntos como Igriés, Banastás, Lierta o Vicién, o la fotografía documental que retrató a los habitantes de los pueblos colectivizados, y otros de Valencia, Barcelona.

Va más allá porque estas fotografías constituyen una parte de la visión anarquista de la Guerra Civil española, que se consideró perdida e incluso hubo quien temió que se hubiera destruido; CNT-FAI envió todos sus archivos en las hoy conocidas como Las cajas de Ámsterdan a la ciudad holandesa para salvaguardar su memoria. Tras un azaroso viaje que llevó varios años, pero llegó a su destino. Allí permanecieron durante más de 70 años, hasta que tras la investigación de Almudena Rubio se ha podido mostrar este legado inédito.

De Pablo afirmó que estas fotografías «nos revelan lo que fue probablemente el episodio más negro de nuestra historia reciente». También lo hicieron las correspondientes a Ángel Cortés/ Skogler en una muestra titulada El visor falangista de la Guerra Civil española que llevamos a cabo el pasado año y mostraba precisamente la retaguardia del otro bando. En cierto modo, continúa la diputada de Cultura, este tipo de exposiciones tienen «una importancia crucial porque nos recuerdan errores que no deben repetirse». La diputada concluyó que la exposición ha puesto de manifiesto «la evidente calidad artística» de las dos fotorreporteras y ha constituido un alegato por la paz.