Colin Powell giró ostensiblemente la cabeza hacia el otro lado cuando el embajador iraquí Mohamed al Duri tomó ayer la palabra en el Consejo de Seguridad. Tan sólo un sillón vacío se interponía entre los dos en la gran mesa del Consejo. El ministro de Exteriores ruso, Igor Ivanov, fue uno de los que rebajó la solemnidad que reinó en los debates al desear "un buen San Valentín a todos".