Trenes gratis, paellas gigantes, bandas, mascletá y... lo que haga falta. Con tanto despliegue, uno no sabe muy bien si al final la cita del 2-M en Valencia será una manifestación contra el trasvase, una cita gastronómica o una fiesta regional. Lo que sí está claro es que el PP y el Gobierno están jugando con fuego alentando con tanto dispendio una movilización que lleva camino de radicalizar el enfrentamiento entre regiones por el plan hidrológico.