Los aviones estadounidenses y británicos están consiguiendo que Bagdad sufra cada día un apocalipsis. Ayer, 51 civiles inocentes, 16 de ellos niños y ocho mujeres, murieron despedazados cuando un misil impactó contra un mercado repleto de gente en el barrio de Shoula, al oeste de Bagdad. El artefacto estalló a las 18.30 hora local (16.30 en España), en Suq al Naser (mercado de la Victoria) causando lo que es hasta ahora la mayor masacre de civiles en Irak desde el inicio de esta guerra.

La carnicería de inocentes, que recordó las causadas en Sarajevo por los radicales serbios, fue de tales proporciones que cuando algunos cadáveres ya estaban en los ataúdes, aún se seguían recogiendo fragmentos de los cuerpos de otras víctimas esparcidos por el asfalto.

Estas muertes elevan ya a más de 400 el número de víctimas civiles que han fallecido a causa de los bombardeos. El incremento de la mortalidad entre la población se corresponde con el hecho de que desde hace tres días los aviones estadounidenses y británicos están machacando sin piedad con sus bombas la capital iraquí.

Y no fue ésa la única matanza de ayer. Otro ataque estadounidense causó otros nueve muertos y 33 heridos, entre ellos muchos niños, en el barrio de Al Mansur. Las bombas pretendían destruir unas oficinas que el Baaz, el partido único en Irak, tiene en ese barrio del noroeste de la capital, Bagdad. Sin embargo, además de ese inmueble, la explosión destruyó dos casas vecinas habitadas por civiles.

ORACION DEL VIERNES La mayoría de las víctimas rezaba cuando cayeron los tres misiles que segaron sus vidas, pues el ataque se produjo al mediodía, justo a la hora de la oración del viernes, que es la más importante de la semana para los musulmanes.

Decenas de personas intentaron rescatar los cuerpos de entre los escombros de las casas destruidas en Al Mansur sin más ayuda que sus propias manos. Sin poder contener las lágrimas, esos hombres agarraban puñados de arena y movían como podían pedazos de cemento y ladrillos. Al final, extenuados y sin esperanza de encontrar a nadie con vida, dieron paso a una excavadora que brutalmente les abrió camino entre las ruinas para que pudieran llegar hasta los cadáveres.

"Señor Bush, ¿son éstas las bombas inteligentes que usted tiene?", gritó Ahmed, un funcionario del Ministerio de Comunicación que era el acompañante oficial de la periodista griega que grabó las imágenes. "Ahmed, ¿cuántos muertos hay?", le preguntó la periodista que, cuando vio el estado de su acompañante, sólo pudo balbucear: "Ahmed, ¿qué te pasa? Ahmed, por favor, no llores". La conmoción afectó a todos los civiles que habían acudido a socorrer a las víctimas. No cesaban de invocar a Dios, y, a modo de despedida, besaban tiernamente la mano de los cadáveres.

Esta nueva masacre demuestra que las fuerzas estadounidenses no dudan en bombardear un objetivo aunque esté rodeado por viviendas de civiles. Prueba de ello es la destrucción, la noche del jueves al viernes, de las cuatro centrales telefónicas más importantes de Bagdad. Todas ellas estaban enclavadas en barrios repletos de viviendas. La destrucción de las centrales telefónicas de Saadun, Rashid, Mamun y Adamia fue el principal resultado de la noche de bombardeos más intensos que ha sufrido Bagdad desde que empezó la guerra.

NOCHE DE INSOMNIO Durante horas, de forma ininterrumpida, sobre la ciudad impactaron decenas de misiles cuyas explosiones sacudieron todos los edificios de la capital. Tras esta noche de temor y de insomnio, la mayor parte de los residentes de Bagdad amanecieron con los teléfonos cortados, incluidos los hospitales. Según informaron fuentes oficiales, "más de un millón de líneas telefónicas" quedaron inutilizadas por estos ataques.

La defensa antiaérea iraquí informó del derribo de un avión de espionaje no tripulado de EEUU.