"No se trata de pedir limosna. Simplemente queremos trabajar". Así de rotundo se muestra Miguel Angel Benito, antes comercial, ahora taxista en paro por culpa de las elecciones en el ayuntamiento.

Ha contraído una deuda de unos 108.000 euros en la compra de la licencia del taxi y, desde que realizó sus trámites el 17 de junio, no puede ponerse al volante en su nuevo trabajo. La razón, que aún no se ha constituido la Comisión de Servicios Públicos, encargada de rubricar el contrato. "Para nosotros, se trata del autógrafo más caro del mundo", explica Miguel Angel.

Los afectados en la capital aragonesa por la ralentización de la actividad municipal son nueve taxistas que podrían estar en paro hasta septiembre. "Si la comisión no se reúne antes del 25 de julio, ya no lo hará hasta después de agosto", se queja Miguel Angel.

A sus 37 años, asegura que se ha decantado por el autoempleo debido a la nefasta situación que atraviesa el mercado de trabajo. Hizo el examen en las instalaciones de la Policía Local para conseguir la cartilla, pagó el traslado de la licencia y puso a punto su Skoda Octavia . Ahora está pagando la mensualidad contraída con el banco y no recibe unos ingresos con los que contaba de antemano.

"Llevamos la SP de servicio público, las barritas de Aragón y el leoncito de la ciudad de Zaragoza grabados en el taxi, pero no somos funcionarios, sino trabajadores autónomos", comenta Miguel Angel, molesto por su situación. "Si no trabajamos, no cobramos", añade, al borde del cabreo.

Luis Egea tiene 41 años y es el último de los taxistas asalariados que se ha tenido que hacer autónomo por la ley de 1999. "Antes éramos bastantes los contratados, pero ahora, si queremos seguir, tenemos que tirar del autoempleo", explica. Sin embargo, su licencia está también estancada a expensas de la constitución de la Comisión de Servicios Públicos.

Sin trabajo ni ingresos y con el pago de la licencia en curso, los afectados ven el futuro cada vez peor. "En el taxi no te haces millonario, y lo poco que estamos dejando de ganar repercute de manera decisiva en nuestra economía", explica Luis.

La fecha maldita: el 26 de abril. Por un día no entró en la Comisión de Servicios Públicos la solicitud de licencia que más tiempo lleva en el aire. " Por unas pocas horas y una simple firma, estamos sin poder ejercer nuestro trabajo", se queja Luis.

Sin embargo, la esperanza y el espíritu combativo son las últimas armas que se dejan caer. "Esperemos que el ayuntamiento tenga algún detalle con nosotros desde el punto de vista de las tasas e impuestos municipales", observa Miguel Angel.