José Luis Alonso Gajón, exdirector general y responsable hasta hace poco del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA), será con toda probabilidad el sustituto de José Vicente Lacasa al frente de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

El nombre del elegido para asumir la responsabilidad en el ente gestor de agua se desveló ayer y es probable que pueda ser nombrado hoy en el Consejo de Ministros. Otras fuentes consultadas descartaron, sin embargo, que el nombramiento pudiera hacerse oficial hoy, ya que todavía está pendiente del sí definitivo de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Alonso Gajón, ingeniero agrónomo zaragozano de 55 años, asumirá la responsabilidad de la CHE en un momento complicado, ya que su principal reto será lograr un consenso real sobre el tema hidráulico en la comunidad, lo que constituye la gran asignatura pendiente desde hace demasiados años.

El nuevo presidente de la CHE desembarcará en la institución en un momento de cambios, algunos de los cuales han sido anunciados por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en los últimos días. La lista, en este capítulo, la encabezan la reforma de las confederaciones hidrográficas y la creación de bancos públicos del agua ante el "caos administrativo" de algunas cuencas, según denunció ayer el propio presidente del Ejecutivo central.

Pero además, en Aragón, la derogación del trasvase no ha zanjado las dudas sobre algunas de las obras más polémicas incluidas en el Pacto del Agua, como Mularroya, cuyo proyecto ha sido objeto de una creciente contestación social en las últimas semanas y, principalmente, Biscarrués y el recrecimiento de Yesa.

En este último caso, Lacasa ha dejado como herencia a su sucesor la patata caliente que supone el segundo intento de expropiación anunciado la pasada semana, cuando ya se preveía el relevo al frente de la CHE. El primero intento de ocupación de terrenos fue fallido en enero, por la oposición vecinal, y el anticipo de la publicación del segundo en los boletines oficiales no hizo más que encender los ánimos de los grupos contrarios al recrecimiento, que ya han solicitado al Ejecutivo central la paralización total de la obra.