Aragón ha crecido. Mejores indicadores económicos, incrementos demográficos, buenas cifras de empleo, más infraestructuras (aunque no todas las necesarias) y proyectos en cartera que pueden ser fundamentales. Ahora el reto es consolidar ese crecimiento y potenciarlo. No sólo para que la comunidad ocupe el espacio que merece en España, sino también para que sea un referente en Europa. Es un resumen de la intervención de ayer del presidente aragonés, el socialista Marcelino Iglesias, en el Debate sobre el Estado de la Comunidad. Iglesias dijo haber huido de la "autocomplacencia", pero olvidó que hay cuestiones que pueden mejorar.

Una hora y diez minutos de discurso. Alguna laguna en la tribuna de invitados. Un primer balance crítico de la oposición, que creyó estar ante un discurso de investidura más que ante una análisis de la situación de Aragón. A los partidos les hubiera gustado un mayor compromiso sobre autogobierno y sobre infraestructuras básicas.

El discurso de Iglesias tuvo algunos saltos cualitativos respecto a otras ediciones. Pasó de un análisis en el que casi todo estaba por hacer a otro en el que aparece un Aragón mejor situado. "Aragón crece, y crece más que el resto de las comunidades", comentó. "Todos los indicadores son buenos, insisto: todos son muy positivos". Y el salto: "La consolidación de nuestro crecimiento, tanto económico como demográfico, se ha convertido en el principal objetivo de mi Gobierno".

Enumeró cuánto y cómo se ha crecido. Más niños en las escuelas y más trabajadores en la comunidad (fruto de la inmigración), mejores servicios e infraestructuras, más afiliados a la Seguridad Social, apuestas innovadoras (logística y distribución) y cifras económicas positivas.

Y anunció que su Gobierno elabora una Iniciativa Estratégica de Crecimiento para saber dónde actuar "para evitar estrangulamientos".

La Plataforma Logística de Zaragoza --Pla-Za--, la recuperación del aeropuerto y la apuesta del Zaragoza Logistics Center fueron los enganches del presidente aragonés para un segundo salto cualitativo: no sólo es necesario situar a la comunidad en el mapa español (máxima reiterada habitualmente por Iglesias), sino que también debe estar "entre los espacios europeos de referencia".

ZARAGOZA, EN PRIMERA LINEA Y con la capital aragonesa a la cabeza. Porque si hubo otra cosa que distinguió este discurso de otros fue la especial atención a Zaragoza.

Citó las viviendas protegidas en Valdespartera, la futura estación de autobuses, la segunda parada del AVE, el Centro Aragonés del Deporte, el teatro Fleta, la reforma del hospital Miguel Servet o diversas actuaciones en materia social. Además de la red de transporte de la ciudad y su entorno, la autopista autonómica entre la N-232 y la AP-2 y la Expo 2008 ("que estoy seguro de que ganaremos").

Prometió Iglesias que la DGA aportará al evento del 2008 tanto dinero como el ayuntamiento. Y concluyó: "El actual Ejecutivo es el que más se ha implicado con la ciudad de Zaragoza". El alcalde, Juan Alberto Belloch, se mostró encantado.

Menos referencias a las otras dos provincias, salvo Walqa, la Plataforma logística turolense y las oscenses de Huesca y Fraga o el compromiso de un plan para captar empresas en el corredor Zaragoza-Huesca.

POLITICA TERRITORIAL Confirmó lo que anunció hace días: quiere para Aragón el mayor autogobierno posible, asumir las transferencias pendientes y quedar al mismo nivel que el resto, "sin privilegios para nadie". El presidente instó a las Cortes a tomar la iniciativa en la reforma del Estatuto. Y destacó los "hechos diferenciales" de Aragón: lenguas, nacionalidad, derecho foral y "comunidad fronteriza".

Aludió igualmente a la financiación de las comunidades y abogó por un Pacto de Estado para reformarla, pues se ha demostrado insuficiente. Incluso reclamó dar solución, con carácter previo, a los problemas por el creciente gasto sanitario. Señaló que hay "distintos métodos", pero no aportó ninguno. La comunidad, dijo, está en una situación financiera "equilibrada".

RECLAMACION A MADRID Iglesias manifestó que --sin tener en cuenta el cambio de color político del Gobierno central, ahora socialista-- se reclamará con la misma intensidad que antes no sólo la deuda farmacéutica, sino también "compensaciones" por la merma en las arcas autonómicas que han supuesto las modificaciones de Madrid en normas legales o en tributos cedidos. Aunque haya que ir a los tribunales.

Y nada de críticas. Aseguró que la suya no era "una intervención autocomplaciente", sino un discurso "exigente y comprometido, pero optimista". Pero olvidó que la Ley de Lenguas o el currículo aragonés (que volvió a prometer) llevan un gran retraso por culpa de su Ejecutivo, que la Cámara de Cuentas que se va a activar debía haberlo estado hace tiempo o que el nuevo teatro Fleta ha saltado los plazos más pesimistas.