Aragón recuperará en un mes una parte importante de su patrimonio emigrado. La mayor parte de las piezas que regresarán son del barroco o épocas posteriores --en muchos casos, ropas y ornamentos textiles de la antigua catedral de Roda de Isábena depositadas en Lérida tras las desamortizaciones del siglo XIX--, aunque el litigio también incluye obras románicas y góticas y otras de gran significación litúrgica, como la arqueta que contuvo las reliquias de San Ramón. Al románico pertenecen los frontales de San Hilario de Buira, una talla de madera policromada de finales del siglo XII, y de San Vicente de Tresserra, pintado sobre una tabla de pino hace nueve siglos. Del gótico provienen varias obras relacionadas con la escuela de Pedro García, de Benabarre. Destaca de esa fase el tesoro de Zaidín, integrado por una virgen del siglo XIV tallada en piedra policromada, tres piezas del siglo siguiente --un San Juan pintado en madera por Martín Bernat, una predela de altar de cinco piezas, un San Miguel de piedra-- y una hoz de sílez de la edad de Bronce. El listado de obras emigradas incluye el San Blas de Algayón y el San Martín de Lascuarre, dos pinturas góticas, o un bol de estaño de Benavente de Ribagorza elaborado en el siglo XIV. Muchas piezas seguían ayer expuestas en Lérida.