No han erradicado la sequía, pero han dado un respiro al campo aragonés. Las últimas lluvias caídas en Aragón han sido beneficiosas para la agricultura y la ganadería y han contribuido a aumentar la reservas de los embalses. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) consideran que este agua llega tarde y que será necesario esperar un tiempo prudente para ver sus beneficios reales.

El secretario general de UAGA, Javier Sánchez, consideró "positivas" las lluvias de los últimos días, pero matizó que "han llegado tarde y sería muy necesario que lloviera más de lo normal este otoño para estar tranquilos". El agua supondrá, según Sánchez, "una inversión en la tendencia de sequía, porque los embalses se están recuperando poco a poco", explicó.

El sindicalista destacó la recuperación del embalse de Mediano, que alcanza el 18% de su capacidad; y los de Mequinenza y Barasona, que ya se sitúan al 40 y al 30% de su capacidad de reserva de agua respectivamente. Un dato muy positivo, ya que desde finales de abril, los pantanos del Ebro perdían cada semana cerca de 150.000 millones de litros, el equivalente al consumo urbano de todas las ciudades de la cuenca durante un año.

El secretario general de UAGA aclaró que, a pesar de las lluvias, "la situación podría ser peor de no ser por el ejercicio de prudencia que los agricultores hemos tenido que llevar a cabo". Y es que, explicó, "hemos sembrado cosecha de invierno en regadío, que necesita menos agua pero da muchos menos beneficios", informa Efe.

En Teruel, mientras en algunas comarcas las trombas de agua arrasaron caminos agrícolas, huertos y viviendas, en otras zonas se han visto beneficiadas por el agua, que era muy esperada para los pastos y determinados cultivos.

Las precipitaciones han sido beneficiosas para cultivos como el almendro y el olivo --que a consecuencia de la sequía habían tenido problemas de floración tardía y desfolación--, la vid y el melocotonero así como para los pastos que alimentan el ovino. Gracias a las cantidades ya recogidas, y si cesan las precipitaciones, en un plazo de dos semanas los pastos habrán crecido lo suficiente para que los ganaderos puedan pastorear sin problemas las cabezas de ovino.

"Si estas lluvias hubieran sido en octubre no hubieran resultado tan beneficiosas por las posibles heladas que hubieran impedido germinar el pasto", apuntó el presidente de la Cámara Agraria de Teruel y secretario provincial de UAGA, Macario Quílez.

El año 2005 fue el año más seco de los últimos 125 años, según el sindicalista, "y este 2006 le sigue en segunda posición, a pesar de las últimas tormentas", añadió.