El desmantelamiento del recinto ferial de Miguel Servet ha provocado más de un quebradero de cabeza a los responsables políticos del ayuntamiento durante los últimos años. Los informes técnicos avalan el traslado a un nuevo emplazamiento para garantizar las condiciones mínimas de seguridad y evitar las molestias a los residentes en el entorno, pero año tras año la Federación Interpeñas rechaza tajantemente abandonar el espacio que ha ocupado durante las dos últimas décadas. Allí se instala una carpa de conciertos que congrega cada noche del Pilar a miles de zaragozanos y que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los escenarios principales de los Pilares (y también uno de los más rentables económicamente para los organizadores y la empresa que explota las barras). Precisamente porque se saben "imprescindibles" durante las fiestas, los peñistas siempre han plantado cara al Ayuntamiento de Zaragoza cuando este les ha propuesto trasladarse a otro lugar. El último pulso lo ganaron el año pasado cuando, después de que el alcalde Belloch gastase 5,6 millones de euros en un recinto ferial nuevo en Valdespartera, Interpeñas se negase a acudir allí. Siguieron su ejemplo los feriantes, que solo aceptan instalarse junto a la carpa de los peñistas. Este año, el equipo de gobierno ha querido anticiparse a la polémica negociando con todas las partes para convencerles de las ventajas de Valdespartera. Interpeñas es quien tiene la última palabra. Si acepta, el consistorio logrará resolver un problema enquistado desde hace años. Si no, el ayuntamiento tendrá que elegir entre volver a ceder o adoptar medidas de presión, aún bajo el riesgo de que las peñas se movilicen en su contra.