El verano se presenta agitado en el Partido Popular. Los primeros movimientos de cara a la sucesión de Gustavo Alcalde --que el pasado lunes anunció que no optará a la reelección en el congreso de otoño-- se van a dar de forma inminente. A estas horas, nadie en el Partido Popular duda que hay dos candidaturas. Dos modelos de gestionar el partido y dos formas de hacer política. Ambas llevan tiempo dando pasos y estos se van a visualizar ante la opinión pública y los 18.000 afiliados del partido en las próximas semanas. "Por respeto al todavía presidente, se ha mantenido hasta ahora un prudente silencio solo roto en ocasiones concretas y por determinadas personas. Ahora ya hay carta blanca para dar los pasos necesarios y decir las cosas claras", resume una de las personas que tendrán un papel activo en la fase precongresual recién abierta.

Las dos alternativas a Gustavo Alcalde están claras: una será la de Antonio Suárez (que a priori tendría el apoyo del actual núcleo duro del partido y la ciudad de Zaragoza y supondría el continuismo de la política de Alcalde, pues este ha estado a la sombra del líder popular ejerciendo de portavoz en las Cortes) y la de Antonio Torres (que tendría el apoyo de los sectores de Huesca y las comarcas de Zaragoza, así como un gran número de militantes de Teruel y que ejercería políticas distintas a las que hasta ahora se han aplicado, con equipos de trabajo bien distintos a los actuales). Pierden fuerza las posibilidades de crear una candidatura de consenso (algo por lo que apostó ayer mismo incluso el presidente zaragozano del PP, Domingo Buesa) o una posible tercera candidatura que apenas tendría el apoyo de los compromisarios al congreso regional.

Dos grupos diferenciados y con ciertas rencillas entre sí. A pesar de que se asegura que se buscará la unión y no la división, en esta fase precongresual se visualizará claramente el enfrentamiento. Mientras el sector cercano a Suárez está molesto con los "supuestos jóvenes y renovadores" por azuzar el partido "sin haber ganado nunca ellos tampoco", el sector de Torres asegura que "ya es hora" de que el cambio gire hacia una oposición más trabajada, buscando más el protagonismo y el peso en los órganos de decisión en Madrid y apartando a las caras que llevan tiempo sin que el partido mejore resultados en las elecciones.

De momento nadie quiere postularse de forma pública ni dar su apoyo a una u otra candidatura. Algunos aseguran incluso que les da igual, con tal de que salga una candidatura "con capacidad de gobierno y que cale en la ciudadanía". Pero todos coinciden en una cosa: el liderazgo debe salir del Parlamento autonómico, donde se dirimen los grandes debates políticos como el de la anual ley de Presupuestos o el del Estado de la Comunidad y las sesiones de control. Solo en un caso el presidente popular no estuvo como líder en las Cortes. Fue durante el mandato de José Ignacio Senao, al que relevó Santiago Lanzuela.

Senao, como Plantagenet, Canals o el propio Gustavo Alcalde (todos ellos los que más peso político tienen en estos momentos) son nombres que apoyarían a Antonio Suárez, quien buscaría en Buesa otro aliado imprescindible para sumar apoyos suficientes y optar a la presidencia del partido. Asimismo, Suárez intentará arrimarse a posibles sectores descontentos y críticos con la gestión de los presidentes provinciales de Huesca y Teruel, Antonio Torres y Manuel Blasco. Pero estos sectores tienen escaso peso.

Por su parte, Torres tendría la simpatía de la mayoría de Huesca y Teruel y la provincia de Zaragoza, encabezada por Beamonte. Nadie de momento opta por pronunciarse, aunque algunos aseguran que pronto lo harán y no habrá casi sorpresas. Gustavo Alcalde podría ejercer un peso determinado en el apoyo de alguna candidatura, aunque en un discreto segundo plano.

El PP quiere un proceso congresual tranquilo y ordenado que concluiría en un congreso que se podría desarrollar a final de octubre. Pero la personalidad de sus dos candidatos y sus apoyos prevén más bien lo contrario.