Ya se ha acabado el innecesario rodeo que debían dar los conductores de la margen derecha del río Ebro para viajar hasta Cataluña por la N-II o la AP-2. A partir del próximo jueves, tanto los turismos como los camiones que trabajan en las numerosas industrias que están adyacentes a la vía, podrán cruzar el Ebro a través de la primera autopista financiada en exclusiva por el Gobierno de Aragón. Son solo 5.300 metros, un pequeño tramo que sin embargo tiene una gran importancia, porque evita dar un rodeo de más de 60 kilómetros.

Las empresas que han realizado la obra entregan mañana el acta de finalización de la misma a los responsables del Ejecutivo autonómico, que han señalado el próximo 4 de julio como el día de apertura al tráfico de esta autovía. El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, junto al consejero de Obras Públicas, Alfonso Vicente y el director general de Carreteras, Antonio Ruspira, cortará la cinta, una vez que se han podido cerrar las agendas --muy apretadas estos días-- de los principales dirigentes autonómicos.

La obra empieza pasado Alfajarín viniendo de Zaragoza, poco antes de llegar a Villafranca de Ebro, en el kilómetro 345 de la N-II, y termina en el kilómetro 217 de la N-232, poco después de pasar el Burgo. Además, enlaza con la carretera autonómica A-222 que lleva hasta Belchite. Esta primera autopista autonómica es el embrión del futuro quinto cinturón de Zaragoza. Este último, previsto pero sin fecha determinada para iniciar las obras, enlazaría Belchite con la localidad de La Muela, en la A-2. Esto permitiría salvar la entrada a Zaragoza y desviar gran parte del tráfico pesado que circula a diario entre el Levante español y la zona norte cantábrica.

VIADUCTO DE 400 METROS Esta autopista ha costado casi 60 millones de euros, en concreto 58,5, dado que había que levantar un nuevo puente sobre el río Ebro. Este viaducto tiene una longitud total de 400 metros y también pasa por encima de la autopista AP-2. Una de las características de la infraestructura, que se inició en junio del año 2006, es que su cimentación y sus pilastras están construidas de tal forma que en un futuro --y siempre dependiendo de la demanda de tráfico-- se podría ampliar a tres carriles.

Además, se ha dispuesto junto al arcén de 2,50 metros una acera de casi un metro de anchura. Este paso permitirá el paso peatonal de aquellos conductores que puedan sufrir una avería.

Los conductores que utilicen esta autopista no deberán pagar peaje de forma directa, ya que el método elegido por la Administración es el conocido como peaje en sombra. Este sistema consiste en que quien construye y financia la autopista es una empresa comercial por el método de concesión y el Ejecutivo autonómico paga el peaje de los vehículos que circulan por ella, de modo que se financia con los impuestos, pero se evita el endeudamiento de la administración a corto plazo. De este modo, los conductores no deberán pagar en una barrera de peaje. En el caso que se hubiera escogido este método, el coste estimado para cada conductor habría sido aproximadamente de un euro. Al ser una medida escasamente social, la DGA tuvo muy claro desde el principio que el método de financiación sería este peaje en sombra.

El próximo jueves se pondrá fin a una infraestructura que se gestó ahora hace ocho años, con la orden de contratación del estudio informativo aparecida en el BOA en septiembre del año 2000. En ocho años, lo que parecía casi imposible y era una reivindicación constante de los municipios de la N-232 ya es una realidad: el final de la brecha que suponía el río para acceder desde la margen derecha del río a la margen izquierda y viceversa.

Tras la consecución de esta carretera, ahora el principal objetivo es el desdoblamiento de ambas nacionales, la N-II y la N-232, una tarea que compete a la administración central, ante la sangría de pérdidas de vidas humanas en dos de las vías con más siniestralidad de España.

La que se llamará A-ARA1 no solo servirá para evitar el rodeo que debían dar los habitantes de ambos márgenes. También es una obra decisiva para la pujante industria de las dos riberas, que reciben un ingente número de camiones a diario. Sobre todo, la papelera Saica y el Parque Tecnológico de Reciclado, que ahora están más cerca de Barcelona gracias a un pequeño paso de apenas cinco kilómetros.