La variante de Monzón, uno de los tramos de la A-22 que unirá Lérida con Huesca, estará abierta en menos de un mes. Solo faltan la última capa de asfalto, la señalización y la pintura, unos trabajos que estarían concluidos si no hubiera sido por las lluvias de abril y mayo. En dos o tres semanas, estas tareas estarán terminadas. Serán los primeros doce kilómetros abiertos de esta nueva autovía estatal, y aliviarán el tráfico abundante que circula a diario por el casco urbano de esta localidad altoaragonesa, una de las de mayor población de toda la comunidad autónoma y la única de ellas sin variante.

A esta infraestructura le seguirán, posiblemente este mismo verano, otros 16 kilómetros entre Velillas y Ponzano. En total, 28 kilómetros de la antigua N-240 a su paso por la provincia de Huesca. La obra de Monzón incluye dos puentes sobre el Cinca y el Sosa y enlaza con la variante de Binéfar, también en obras. A los primeros 30 kilómetros se unirán a final de año los 15 entre Lérida y el límite de la provincia.