Avisó Carlos Martínez, la voz de los partidos de Canal+, la casa hermana de Cuatro, cuando la final estaba a punto de empezar. "Hoy todos somos rojos". En 1964, cuando España --también con uniforme encarnado pero con dirigentes azules-- conquistó la otra Eurocopa tal comentario le habría costado la cárcel a Matías Prats.

Los rojos ganaron. Sí. Los rojos triunfaron y crearon, tal como no se cansaron de repetir, una y otra vez, mientras los jugadores de la selección saltaban con la conquistada copa en Viena, la plaza Roja de Madrid. Oda dedicada a la plaza de Colón: "qué sientes plaza Roja, porque serás plaza Roja para siempre". Palabra de Manu Carreño, que compartió narración, impecable, con Martínez. Se ganaron el aplauso del Rey y también el de Zapatero, en las dicharachadas entrevistas de Juanma Castaño, que acabó regado y remojado por todos los jugadores de la selección.

José Antonio Camacho, Jóse (con acento) otra vez, no quiso reprimir la emoción. Felicidad a raudales en los micrófonos que transmitieron la gesta de Viena. Se encargó de levantar la moral cuando algún alemán se acercaba a las inmediaciones de Casillas. "Siendo gafes (y no lo eran, y mucho menos ZP, a quien algunos le colgaron el sambenito por la final perdida en el Eurobásquet) tendríamos que seguir disfrutando del tiempo. Es una gozada ver a esta selección". El partido estaba ya en el tiempo añadido.

La hora del fútbol total. "Yo habría nombrado jugador del partido --se acababa de otorgar la distinción a Fernando Torres-- al espectáculo". Siempre Camacho, eterno Camacho: "Ya era hora que el fútbol hiciera justicia a España". Perdón, a los rojos, perdedores injustamente de antaño y grandes vencedores, anoche, en Viena, en Europa.

"Vayan descorchando el champán. Saquen las botellitas", grito al unísono de los narradores de la tele cuando el árbitro pitaba el final y la alegría se desbordaba en el césped, en la grada y en miles de rincones de toda España. "España ha jugado un partido enorme", esbozaba Alfredo Relaño, director del diario AS y comentarista. "Son la confianza permanente", repetía Maldini Maldonado. Qué más podían decir. No fue necesario apostar por una guasa exagerada. "¡Podemos, podemos, pudimos!". Había sido la proclama de la cadena. Y por eso repitieron el verbo, el verbo que habían hecho suyo.

"Luis tiene una edad"

"El color rojo se lleva. El color rojo nos gusta", de nuevo la misma referencia, poco antes de que los jugadores comenzaran a mantear a Luis Aragonés. ¡Qué pasa! Pues que eso no se hace. "Que Luis tiene una edad, que está a punto de cumplir los 70", chillaba Martínez. Y se veía al técnico de Hortaleza echándose las manos a la zona lumbar de nuevo con los pies en la tierra.

"Que no se acabe nunca, que hay que disfrutar de esto". Camacho estaba feliz y los jugadores rojos se lanzaban en tromba contra la portería alemana. "¡Empujen todos, empujen, empujen, todos, todos, desde Colón, desde toda España!". Carreño era el más eufórico al frente de la transmisión. "Hay que darle la estocada a Alemania", término taurino --que hay cosas que no cambian, ni con la España roja--. Martínez era el autor de las términos taurinos. Porque cuando los jugadores de Luis se disponían a saltar al césped, las cámaras de televisión enfocaron a Casillas. "La concentración de Casillas es la de un torero en la Maestranza antes de entrar a matar al toro". Olé. Que siempre nos quedará Manolo, el del Bombo, siendo ahora rojos y antes azules.