Ahora toca distanciarse del Gobierno, escenificar en la calle con una manifestación y grandes protestas que el Ejecutivo no está haciendo nada para salir de la crisis y, de paso, poner a caldo a los empresarios que lo único que hacen es presentar ERE y no crean ni riqueza ni empleo. Ese es el mensaje que han recogido los sindicatos aragoneses de sus centrales nacionales y es lo que motiva que ahora carguen contra lo que hace cinco meses solo eran carencias y leves críticas hacia la acción política. No se puede entender que en España el diálogo social esté totalmente roto, tenga que mediar hasta el Rey y se tenga que dar respuesta a las críticas sociales hacia la inacción sindical nacional, y en Aragón los sindicatos se sienten a cualquier hora con la patronal y con el Gobierno, vayan de la mano a todo y se les haga responsable de no colaborar mucho a la hora de frenar la caída del empleo.

Es evidente que el acuerdo aragonés ni está vivo ni es dinámico. Hace tiempo que se necesitaban otras medidas anticrisis y nadie ha hecho nada. Ni políticos, ni empresarios ni sindicatos. Hace casi un año, en marzo del 2009, la DGA y los agentes sociales admitían la dilación de las iniciativas del AESPA, aseguraban que la crisis evidenciaba la "lenta" y "baja" efectividad de sus medidas y se comprometían a acelerar su aplicación. Además, el Gobierno de Aragón decía que iba a reforzar las ayudas para incentivar la creación de empleo y formación. ¿Qué se ha hecho? El mes pasado ya había 91.000 parados.

En septiembre, ante las Cortes, se ponían de manifiesto las carencias del acuerdo para reactivar la economía, pero el líder de CCOO, Julián Buey, afirmaba que el AESPA "tiene un carácter estratégico que va más allá de la crisis actual, aunque vale para épocas de bonanza y recesión". Eso sí, el que más defendió la validez del diálogo social aragonés fue el líder de UGT, Julián Lóriz. No obstante, los sindicatos reconocieron que había que "priorizar" las iniciativas y anunciaron un nuevo decálogo de medidas. Ahí seguimos, esperando.

Claro que más larga es la espera del plan de empleo pos-Expo que anunció en enero del año pasado el ministro Celestino Corbacho en Zaragoza y que sigue parado por falta de acuerdo...

Así las cosas, Gobierno de Aragón, empresarios (CREA y Cepyme) y sindicatos (UGT y CCOO), deberían ser un poco más claros en sus planteamientos. Hace ya mucho tiempo que desde muchas tribunas se ha repetido que el AESPA firmado en septiembre del 2008 (con la crisis ya muy iniciada en España y en Aragón viéndola venir) no podía servir para salir de una recesión tan tremenda como la que se vivía en Aragón en el 2009. Muchas reuniones de seguimiento, muchas tertulias donde se juntan todos, pero poco fondo, está claro. ¡Vaya responsabilidad!