A Mario Torrado, director del colegio de Infantil y Primaria Rosales del Canal, no le asusta la reducción de su salario. Asume el recorte con resignación y consciente de la dificultad de la situación económica y eso que el suyo es el único sueldo que entra en casa. "Personalmente, no creo que esa reducción, que pueda suponer 50, 60 ó 100 euros, tenga que cambiar nada de mi vida. Mi mujer no trabaja y acaba de salir de cuentas, pero se trata de aceptar y asumir ese esfuerzo que se nos pide y no hacer mala sangre. Tenemos la suerte de disponer de un puesto asegurado y no creo que mi vida personal se vea afectada ni que tenga que dejar de hacer cosas por sufrir ese recorte en mi salario. Desde luego, no me planteo cambiar nada de mi vida", expone.

De hecho, Torrado recuerda con mucho mayor desagrado una medida ejecutada hace años. "Fue mucho peor cuando nos subieron las hipotecas y tuvimos que pagar 300 euros más", aunque advierte de que el esfuerzo de los docentes no puede ni debe ser el único. "Eso sí, estoy dispuesto a hacer el esfuerzo, pero también solicito que suban los impuestos algo más para las rentas escandalosamente altas. No se trata de ahogar a los empresarios, pero sí acometer las rentas mucho más altas".

Tampoco el colegio está en peligro o, al menos, así lo entiende su director. "Lo que un colegio recibe se decide en septiembre. El año pasado tiramos con ese dinero, pero también vienen partidas de programas, consumo, juntas de distrito...Si hay recortes se sabrá tras el verano, pero este año se han abierto tres aulas y han venido muy bien equipadas y para el próximo curso abriremos cuatro y no nos han dicho que no vaya a haber algo".

Y eso que el centro se ha visto obligado a duplicar personal por la apertura de nuevas vías tras la gran demanda, lo que abocará a tomar medidas. "Se puede recurrir al ingenio por ejemplo para, por ejemplo, crear dos turnos de comedor. Se asume y no cambia nada", explica Torrado.