Las cifras que arroja un negocio como la franquicia de la cadena de peluquerías Marco Aldany en Gran Vía 32 son demoledoras. "Ha sido un auténtico hachazo para nuestra actividad, ya que hemos pasado de tener más de un centenar de clientas en un día normal a 50 como máximo e incluso menos". Así lo explica Sandra, su encargada, quien aún recuerda que "ha habido días, hace solo un mes, en los que hemos tenido 20 personas o menos entre semana". Están acostumbradas a un ritmo de trabajo mayor y, de hecho, el bajón también ha afectado al personal, ya que se ha reducido de doce a diez personas por este hachazo. Mientras, recuerdan que "son muchas las molestias que causaron los cortes de luz o de agua, ya que para nosotros significa parar de trabajar". Sandra lamenta que "no hayan pensado en abrir Gran Vía parcialmente" y reconoce que "las dificultades para cruzar de muchas personas mayores que viven enfrente son muchas y la mayoría ha dejado de venir". Y viven a pocos metros de la puerta.