En Semana Santa de 1978, Josefina Musulén y su padre Antonio tuvieron la oportunidad de empezar a escribir otro capítulo de su vida. Sus abuelos, el cenetista Paulino Musulén y su esposa, Josefina Tudela, fueron fusilados en agosto de 1936. Ella esperaba un bebé, y los falangistas le "reventaron la tripa" en el tiro de gracia. Al menos, eso es lo que les habían contado.

Sin embargo, tras sucesivas búsquedas, su nieta Josefina --miembro de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica en Aragón-- consiguió ponerse en contacto con los amigos de Paulino, que se reunían en la plaza de Los Sitios varias veces por semana. Junto a ellos, conoció otra versión de los hechos. Su abuela ingresó en el hospital de Gracia y "cuando dio a luz, se la quitaron y después la fusilaron". Tiene una tía desaparecida y su padre, una hermana, "robada en la época del Franquismo". "Esperanzas de encontrarla no tenemos ninguna", reconoce Josefina.

Sus abuelos fueron sepultados en la fosa, pero ahora les van a devolver "la dignidad que habían perdido". Hoy, los hijos van a poder "llorar a sus padres y ponerles una flor como hacen el resto".