Las empresas aragonesas gastaron, de media, cuatro veces más en pagar indemnizaciones por despedir a sus trabajadores que en formarlos en el año 2010. En concreto, una compañía de la comunidad dedica una media de 271,26 euros por empleado al año en la extinción de contratos de su personal. En cambio, tan solo destina 61,94 para cualificar laboralmente a cada uno de sus trabajadores (es decir, 4,37 veces menos). Es decir, una firma aragonesa gasta al mes tan solo 5,16 euros en la formación de cada uno de sus empleados.

Son datos que se desprenden de la encuesta anual de costes laborales del año 2010, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y publicada hace unos días. En ella se mide lo que gasta una empresa por cada trabajador a lo largo de un año, que en el caso aragonés es una media de 29.820,99 euros. Una cifra inferior en un 3,24% a la media nacional, que se sitúa en los 30.819,53 euros.

De este montante, los salarios se llevan prácticamente las tres cuartas partes del total, siendo en Aragón del 73% en el 2010, sin contar dietas y cotizaciones. Este porcentaje, no obstante, se encuentra en la media del conjunto de comunidades autónomas. En lo que sí que se encuentra Aragón muy por debajo de la media nacional es en inversión en capital humano, ya que es la cuarta que menos dedica a formación profesional, solo por detrás de Baleares, Murcia y Castilla La Mancha.

LLEGÓ LA CRISIS Las turbulencias financieras y su extrapolación a la economía de las empresas aragoneses ha supuesto un cambio de tendencia muy fuerte en los últimos tres años, también en el caso del coste laboral. Así, mientras antes del 2007 el presupuesto dedicado a formación crecía --aunque de forma muy débil--, desde el inicio de la crisis no ha hecho más que bajar (-6,73% en los dos últimos años).

Por su parte, el aumento del número de parados ha provocado que el valor total de las indemnizaciones por despido en las empresas aragonesas haya subido un 93%, pasando de 140,52 euros en el 2008 a 271,26 en el 2010. La actividad que más ha sufrido este aumento de los costes por despedir a sus empleados es la construcción, cuyo importe ha aumentado en el mismo periodo de tiempo un 232%.

Curiosamente, en el sector del ladrillo es donde menos se invierte en capital humano. Una empresa constructora gasta por trabajador solo 42,32 euros al año. Cifra que, si bien ha crecido con respecto al 2008 en un 33,8%, se queda muy lejos del sector servicios (58,35) y, sobre todo, del sector industrial (80,07). Esta situación es entendida por los sindicatos como un contrasentido, ya que en la construcción se suelen registrar altas tasas de siniestralidad laboral (en 2010, más de 2.500 accidentes en Aragón).

En este sentido, el responsable de empleo de Comisiones Obreras (CCOO) en Aragón, Manuel Pina, critica que la crisis "no haya servido para aprovechar la reducción de la carga de trabajo en la formación de los trabajadores, sino solo para despedirlos o empeorar sus condiciones contractuales". Si bien entiende que "en algunos sectores, como los tecnológicos, tiene que haber un reciclaje de conocimientos mayor que en otras profesiones, en la construcción hay unas necesidades de formación en salud y seguridad laboral que han de fomentarse y que hoy en día no se están dando".

UN CAMBIO DE MENTALIDAD Es indudable que la crisis ha generado un aumento importantísimo de las indemnizaciones por despido y ha hecho descender las partidas dedicadas a formación continua --que ya de por sí eran muy inferiores a los de otros países europeos como Francia, Alemania o los países nórdicos--. Sindicatos y expertos en formación profesional demandan un cambio de mentalidad empresarial, que prime más la estabilidad laboral y la recualificación profesional por encima de la indemnizaciones por despido.

"Que una empresa prefiera gastar cuatro veces y media más en despidos que en formación continua ya es algo que habla por sí mismo", opina la profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza, Xhevrié Mamaqui, que ha realizado varios estudios sobre formación en las empresas españolas. En este sentido, Raúl Machín, secretario de política sindical y empleo de UGT en Aragón, considera que "el ajuste de plantilla debería ser siempre el último recurso". Por ello, apuesta por el modelo alemán: "Cuando hay menos actividad, en vez de despedir a sus empleados, reducen la jornada de trabajo y dedican el tiempo restante a formación. Es decir, lo que hay que buscar es flexibilidad interna en las empresas, los despidos no son la única solución".