Los datos oficiales son palmarios: en los últimos diez años, los 117 kilómetros de las dos principales carreteras nacionales sin desdoblar que atraviesan Aragón se tiñeron con la sangre de 1.454 personas. En concreto, del año 2002 al 2011 fallecieron 191 personas y hubo además 1.263 heridos en 810 accidentes con víctimas. El número de víctimas mortales puede ser incluso superior, ya que en estas cifras solo se incluyen las víctimas mortales que perecen en las primeras 24 horas tras el accidente.

Durante estos años, la presión social para desdoblar ambas vías --la N-II entre Fraga y Alfajarín y la N-232 entre Mallén y Figueruelas-- ha crecido al tiempo que aumentaba la reivindicación para que se desdoblaran estos 117 kilómetros (90 en el caso de la N-II, que une las dos principales ciudades de la península, y 27 en la N-232, que enlaza el Cantábrico con el Mediterráneo).

Estas cifras fueron dadas por el Ministerio del Interior ante una pregunta parlamentaria del diputado de CHA en el Congreso, Chesús Yuste, integrado en el grupo La Izquierda Plural (CHA-IU-ICV). En concreto, el diputado nacionalista se interesaba por el número de víctimas y siniestros en ambas carreteras y el número de vehículos de gran tonelaje implicados en esos accidentes.

La N-II es la vía con un mayor número de tragedias. Del 2002 al 2011 hubo 575 accidentes, con un cómputo total de 125 fallecidos y 868 heridos. De ese número de siniestros, en 349 se vieron implicados vehículos articulados, 116 de ellos de gran tonelaje. No por ser menor, no deja de ser dramático el resultado en la N-232: 66 muertos y 395 heridos en 235 accidentes.

El año 2005 fue el de peores consecuencias en la N-II, ya que fallecieron 23 personas, aunque en el 2007 hubo más accidentes (71) y también más heridos (112). En el caso de la vía Mallén-Figueruelas, el 2003 dejó 12 muertos y el 2007 también fue el año con más siniestros (38) y número de heridos (60).

Es precisamente el año 2007 el que marca un punto de inflexión en la concienciación social del drama que suponen que dos vías que asumen prácticamente la mayor parte del tráfico pesado de España tengan un solo carril por sentido. Ante ese elevado número de accidentes crecieron las protestas y también se comenzaron a buscar soluciones negociadas para paliar la grave situación mientras se produjera el desdoblamiento que nunca llega.

El Gobierno de Aragón adoptó una solución que sirvió parcialmente como parche: en la N-232 se trazó una raya continua para prohibir adelantamientos entre Mallén y Figueruelas y se limitó la velocidad máxima a 80 kilómetros por hora. Además, tanto en esta carretera como en la N-II se alcanzó un acuerdo con las concesionarias de las dos autopistas que discurren en paralelo a estas vías (la AP-68 y la AP-2, respectivamente) para que los turismos que hicieran esos trayectos de ida y vuelta en 24 horas tuvieran el peaje gratuito.

En el caso de la N-II, esta solución resultó eficaz, puesto que descendió considerablemente la mortalidad. No así el número de accidentes y heridos, cuyo saldo fue similar al de años anteriores. También es cierto que esta carretera cada vez es menos usada por los conductores de turismos. En la N-232 apenas se notó la reducción de la siniestralidad tras la aplicación de estas medidas paliativas.

A la espera de que se desdoblen estos dos tramos, y después de que el anterior gobierno del PP prorrogara la concesión de las autopistas hasta el año 2021 y los ocho años de gobierno del PSOE no sirvieran para avanzar en el desdoblamiento, el goteo de siniestros y víctimas mortales ha continuado. Mientras la unanimidad política es absoluta en Aragón para trabajar en el mismo sentido, la escasa liquidez presupuestaria, la judicialización de algunos estudios informativos y la falta de empuje han hecho que estas dos carreteras sigan siendo el mayor problema viario de Aragón.