Nadie lo sabe, pero ¿qué hubiera sido de Aragón sin el desarrollo autonómico? Dos son los hitos económicos que, de alguna manera, han marcado este periodo de 30 años de vigencia del texto: la llegada de General Motors (GM) a Zaragoza, en 1982 --coincidendo con la aprobación del Estatuto de Autonomía--, y la celebración de la Expo del 2008, que viene a cerrar el círculo brillante en lo relativo al desarrollo y al progreso de Aragón. Solo unos años después y, como consecuencia de una crisis de proporciones descomunales y con las cuentas públicas en el ojo del huracán, algunos representantes políticos, como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, se han postulado en los últimos días a favor de que las autonomías devuelvan algunas de sus competencias al Estado. El debate está abierto.

Pero hoy, en este Día de Aragón de 30 años después, conviene echar la vista atrás y analizar qué ha supuesto para la economía aragonesa poder gestionar parte de los recursos públicos (empleo, tributos cedidos, ayudas al desarrollo industrial...) que antes repartía papá Estado.

El libro de reciente publicación Historia Económica del Aragón Contemporáneo, del catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza Luis Germán Zubero, ofrece algunas claves para conocer los efectos de la mayor cuota de autogobierno. La comunidad aprobó su Estatuto de Autonomía en 1982 y ocho años después el gasto público era solo del 3,8%. En el año 2000 llegó al 10,9%. Este salto, aún en el siglo XX, en la gestión de los recursos permitió, entre otras cosas, "el despegue del PIB per cápita aragonés" (riqueza por cada ciudadano de la comunidad). Así, mientras que la economía española en el 2000 situaba su PIB per cápita respecto a la UE en un nivel similar al que tenía en 1975 (85,8%), la economía aragonesa se acercaba a la convergencia europea, con el 92,6%. Desde el año 2003 Aragón está por encima de la media de la UE de 25 países. Es por ello, que Luis Germán considera que una marcha atrás en el Estado de las autonomías sería "absurda y lamentable", porque el modelo "ha funcionado razonablemente bien y ha sido eficiente".

El Estatuto confirió una amplia gama de competencias al Gobierno de Aragón, con el crecimiento y el empleo como objetivos prioritarios. No obstante, a juicio del catedrático de Economía Pública de la Universidad de Zaragoza, Julio López Laborda, el proceso de descentralización ha sido una demanda "más política que económica", aunque parece que los ciudadanos "están satisfechos" con el resultado. Desde el punto de vista del análisis económico, "existe alguna evidencia empírica (aunque aún escasa) de que el proceso de descentralización ha contribuido a mejorar la eficiencia en la prestación de algunos servicios como la educación, la sanidad y las infraestructuras, como consecuencia de la mayor proximidad de las administraciones a los ciudadanos". "Ello --agrega-- ha podido favorecer el crecimiento económico regional".

Los entes públicos

Uno de los catalizadores de este desarrollo, a raíz del mayor grado de autonomía, han sido las empresas públicas que han proliferado, principalmente, a finales del siglo XX y en el arranque del siglo XXI. Estas han sido dotadas con la más importante de las herramientas del Gobierno aragonés: los presupuestos. Las cifras hablan claro. Mientras en el año 1983 los gastos no financieros en el presupuesto de Aragón eran de algo superiores a los 2.900 millones de pesetas, en el 2011 ascendían a 5.100 millones de euros (ver gráfico), es decir, el 15% del PIB aragonés o 4.000 euros por ciudadano. Ese mismo año había 44.000 personas trabajando para la estructura Gobierno de Aragón y 5.600 en la Universidad (el 53% del personal de todas las administraciones públicas en Aragón). Unos gastos que han podido ser costeados con la inyección de recursos cedidos a la comunidad. Así, mientras en el año 1983 el gasto autonómico se financiaba casi íntegramente con transferencias procedentes del Estado, en el 2011 un gasto mucho mayor llegaba del rendimiento devengado en Aragón por los tributos cedidos (Impuestos sobre el Patrimonio, Donaciones y Sucesiones, Transmisiones Patrimoniales, Actos Jurídicos Documentados, tributos sobre el juego, el 50% del IRPF y del IVA, impuestos sobre el alcohol, el tabaco, entre otros.).

La iniciativa privada

De esta forma, en este recorrido de tres décadas, el Ejecutivo se ha convertido en el principal agente económico de la comunidad. Ello también ha permitido cambiar la estructura productiva de Aragón, con la industria, las exportaciones y la terciarización de la economía como claves del desarrollo. El texto La economía y hacienda autonómicas tras la reforma estatutaria, de Andrés Leal Marcos, lo explica claramente: "La participación del sector público ha impulsado el desarrollo de la economía al aumentar la tasa de inversión y contribuir a la formación de capital, así como al desarrollo tecnológico y a la promoción industrial".También se ha potenciado la fórmula de empresas mixtas (como Plaza o Aramón, por ejemplo). Iniciativas que han impulsado la economía regional y la iniciativa privada en la comunidad durante los últimos años.

En este sentido, se ha producido un efecto arrastre de todas estas iniciativas en el sector privado, que ha ido ganando peso progresivamente, y en la pujanza empresarial. El máximo exponente puede ser el complejo del automóvil nacido en torno a General Motors. Esta macrofábrica y sus proveedores han conformado un tejido industrial especializado. Pero en estos años también se ha impulsado el desarrollo de los servicios, el turismo, la logística y, cómo no, del sector financiero, que de la mano de Ibercaja y CAI