Alberto Larraz vivió de primera mano el traspaso de competencias sanitarias del Estado a Aragón. Por entonces era consejero de Sanidad --luego lo fue de Ciencia, Tecnología y Universidad y Economía-- y actualmente trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Huesca. Junto a Eduardo Bandrés negoció por Aragón, a las puertas del 2002, el traspaso del Insalud. Aragón vivía la etapa más importante y que iba a marcar su autonomía y el 26 de diciembre del 2001, la comunidad estrechó la mano del ministerio, al que había logrado arrancar casi 60 millones de euros más de los inicialmente ofertados (990).

Esa adquisición de competencias compone el marco general en el que se instala el sistema sanitario aragonés, que lleva más de diez años siendo gestionado por la DGA. aunque ya en junio del 2000, Aragón había asumido ya las transferencias de las diputaciones provinciales (842 trabajadores y nueve centros sanitarios y sociales) transformando esos centros en geriátricos modernos.

EL PRIMER CAMBIO

Para Larraz, el primer cambio fundamental en el apartado sanitario "ya había llegado en 1986", cuando la publicación de la ley general de la sanidad incluyó a todos los ciudadanos en el aseguramiento general del Estado. La adquisición de competencias, en el 2002, sin embargo, lo cambió todo.

De hecho, se transformaron muchas áreas, como psiquiatría. "Heredamos unos psiquiátricos deteriorados y anticuados que ahora se han transformado", apunta Larraz, que, asimismo, destaca el cambio de concepción del servicio. "Se externalizó gran parte de la psiquiatría, se hizo ambulatoria con centros de salud mental y unidades de agudos en hospitales generales". En definitiva, "la psiquiatría dejó de ser algo extraño al sistema sanitario", asegura el exconsejero.

Para Larraz, sin embargo, uno de los problemas "fundamentales" reside en que la oferta es para agudos y la demanda es para geriátricos, "de manera que los hospitales de agudos tratan de adaptarse a los pacientes que le llegaban" y aboga por un claro reto de futuro,."adaptar la oferta a la demanda que sea mayoritaria para crónicos porque cada paciente tiene antecedentes personales", aunque Larraz reconoce que "sigo pensando que el Provincial debería transformarse en un geriátrico porque daría más respuesta a la demanda y no transformarlo en un hospital de agudos".

Comenzó la era de los trasplantes con sus consiguientes unidades. "Primero fue la renal en el Servet. luego la hepática en el Clínico y posteriormente el cardíaco en el Servet, todos envueltos en nuevas tecnologías con profesionales mejor formados".

FORMACIÓN DE LOS MÉDICOS Porque Larraz tiene claro que "la formación de un médico hoy no tiene nada que ver con la de hace 30 años" y apunta que el programa MIR "ha cambiado la calidad y conocimientos de los médicos españoles y, consiguientemente, también aragoneses".

La cirugía también ha sufrido un gran cambio en estos 30 años, pasando de exclusivamente hospitalaria a mayor ambulatoria "lo que evita infecciones, ingresos y postoperatorios y eso ha transformado la cirugía, así como la laparoscopia y los medios diagnósticos, ya que antes solo se podían hacer radiografías simples y placas abdominales y ahora disponemos de ecografías, resonancias...".

Aunque, sin duda, los centros rurales son los que pueden haber notado más el cambio en la comunidad. "Cuando empecé a gestionar la sanidad, en los 80, en Aragón no había centros de salud y cuando dijimos que íbamos a hacer 120 aún recuerdo la carcajada general, pero se hicieron, en colaboración con los ayuntamientos, que pusieron el suelo, sobre todo el de Zaragoza, que lo cedió gratis al Insalud, y ahora muchos de ellos ya están remodelados y otros a punto de serlo", recuerda Larraz, que subraya la nueva forma de enfocar la medicina primaria. "Se comenzó a hacer prevención y se cambió de asistencial a preventiva sobre todo en patologías más prevalentes como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o vacunaciones de niños y eso supone más calidad de vida".

Ahora, Larraz obliga a no dar un paso atrás. "Debemos mantener el sistema sanitario porque no es bueno recortar de forma indiscriminada sin tener un plan. El futuro es la defensa de la sanidad" e incide en su deseo de "transformar una oferta sanitaria exclusivamente para agudos en una para mayores y crónicos".

SISTEMA EDUCATIVO

José Manuel Larrodera, secretario general de CCOO en el ámbito de la enseñanza, también ha sido testigo del recorrido llevado a cabo por la educación aragonesa durante los 30 años de Estatuto. "Hasta el año 2010 estábamos mejor, a partir de entonces ya no me atrevo a decir tanto. Si estas medidas planteadas la semana pasada se llevan a cabo volveremos a los años 70 y a un estado parecido o peor al que estábamos entonces", apunta.

Hasta ese 2010, la educación aragonesa experimentó muchos avances, especialmente tras la adquisición de competencias educativas, en 1999 --por algo más de 400 millones de euros--. Aunque ya en febrero de 1996, Aragón empezó a hacerse cargo de la enseñanza universitaria, por lo que recibió más 12.100 millones de pesetas, es decir, 72 millones de euros. Ese fue, en realidad, el primer traspaso de competencias.

"Aunque el primer avance se produjo ya después de la huelga general de 1988, cuando hubo un mes de huelga de la enseñanza y una manifestación importante en Madrid con más de 100.000 personas", recuerda Larrodera. De hecho, al cabo del tiempo el cobro de sexenios por parte del profesorado se deriva de aquella huelga, aunque se materializó en 1991.

A partir de 1996 se produjo un "retroceso importante con la llegada del PP al Gobierno". De hecho, la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública se constituyó entonces. Un recorte fuerte en el profesorado, aumento de ratios aunque no tan drástico como ahora, fueron dos de los ingredientes principales de aquellos recortes. "Pero con la asunción de competencias, a partir del 99, se fue mejorando. Los presupuestos en educación casi se han duplicado, se construyen nuevos centros educativos, de tal modo que, hacia el año 2000, la relación público-privada en Zaragoza en infantil y Primaria era de casi el 50%", indica Larrodera. Diez años después, la relación se modificó sustancialmente, hasta cerca del 60% en la pública y poco más del 40% en la concertada.

Además, se mejora y empieza a producirse la implantación de centros bilingües, tablets PC que se extienden desde Teruel en Infantil y Primaria. "En cuanto al profesorado, también se mejora en este periodo porque surgen los años sabáticos, reducciones de jornada para mayores de 55 años, licencias por estudios.... aunque es muy probable que ahora desaparezcan", indica.

En cuanto al nivel educativo, el informe PISA o las pruebas de diagnóstico sitúan a Aragón en cuarto o quinto lugar de España y si fuera un país quedaría mejor que otros de la Unión Europea, aunque las carencias principales de España, como el fracaso escolar o el abandono temprano siguen siendo muy superiores a la media europea, si bien es verdad que en Aragón es algo menor.

"¿Si tiene sentido la devolución de esas competencias al Estado? No se puede plantear algo así tan alegremente. Es más positivo que las decisiones se tomen cerca de los problemas, aunque otra cosa es que se produzcan duplicidades y derroche", expone el sindicalista.

UNIVERSIDAD

Respecto a la universidad, el profesor, recientemente jubilado Eloy Fernández Clemente, repasa un periodo marcado por la transformación y extensión del campus. "La universidad, nombra solamente una vez en el Estatuto de Autonomía, ha vivido desde 1982 ese espíritu con atención, expectación y esperanza. Tuvo razones para mantener su nombre, de Zaragoza, pero ha ejercido como de todo Aragón: su expansión, costosa pero fértil, por otros campus; su estudio del Derecho propio, de la historia y otras humanidades, ciencias sociales y técnicas, con talante territorial, pero sin el menor aldeanismo", aunque advierte que todavía hay una tarea pendiente de cara al futuro. " Aún estamos a la espera de esa ley de lenguas, tan incumplido el mandato estatutario"

Fernández Clemente destaca la "honradez" y el "esfuerzo" de los equipos rectorales durante un proceso al que profesores y alumnos asistieron "curiosos, críticos y vigilantes" a la transferencia del Gobierno central al de Aragón, pero "los controles tan próximos y con frecuencia ejercidos por miembros de su claustro, llevaron a tensiones".

Bolonia y la reestructuración se sitúan en el pasado más reciente de una institución que asiste a otro proceso de cambios.