El estupor y cierta indignación cunde entre los alcaldes, los empresarios y los vecinos de Alfajarín y Nuez de Ebro. Fomento ha decidido cerrar, casi por sorpresa, los cambios de sentido que se pueden realizar en las rotondas de Rausán, Nuez y la urbanización El Condado, en la N-II. Unas obras que ya han comenzado --las señales están colocadas, y ayer trasladaron los aljibes que cerrarán el paso-- pero que ni siquiera saben cuándo entrarán en funcionamiento. Ningún organismo oficial ha sido encargado, ni ha tenido la deferencia, de avisar al menos a los ayuntamientos.

La actuación está pensada para reducir la siniestralidad de la vía, ya que estos cambios de sentido en una carretera frecuentemente saturada de tráfico pesado provocan más de un accidente. Sin embargo, la decisión obligará a los conductores a desplazarse hasta ocho kilómetros dese Alfajarín --cuatro de ida y otros tantos de vuelta-- para cambiar de sentido en la rotonda elevada de la autonómica ARA-1. Algo que, para el alcalde del municipio y para los empresarios del polígono industrial, traerá unos efectos colaterales "muy negativos".

INCERTIDUMBRE Vicente Buisán, director del hotel Rausán, en el polígono de Alfajarín, mostraba ayer su indignación por la medida y por la forma de conocer la noticia. "Hace unos días vimos operarios de mantenimiento de carreteras y les preguntamos. Así nos tuvimos que enterar de que van a eliminar el cambio de sentido de las rotondas y a poner línea continua. Llamé al alcalde para preguntarle, y él tampoco sabía nada", relataba. "Hoy han traído los elementos para cerrarlas, pero aún no sabemos cúando va a ser", explicaba.

Ni ellos, ni ningún afectado, al parecer. El alcalde de Alfajarín, Franciso Verge (PAR), intentó ayer sin éxito --como este diario-- contactar con algún responsable de Fomento o de la Demarcación de Carreteras en Aragón para recibir información. Fuentes de Obras Públicas de la DGA confirmaron que, hace 15 días, responsables de la demarcación mantuvieron una reunión con ellos en la Delegación del Gobierno en Aragón, solo a título informativo, ya que la N-II queda fuera de la responsabilidad del Gobierno aragonés. Pero a este encuentro no acudió ninguno de los alcaldes afectados, ni se acordó avisarles. "Hoy me he reunido con el alcalde de Nuez --Antonio Gutiérrez (CHA)--, y vamos a intentar hablar con alguien para ver si la obra se puede echar para atrás", explicaba el alcalde de Alfajarín. Si no lo consiguen, teme que el remedio sea peor que la enfermedad.

Pero, ¿por qué tanto revuelo por un rodeo de ocho kilómetros? Un empleado de la gasolinera frente a Rausán lo explicaba llanamente: "Los camioneros vienen aquí porque están acostumbrados, pero si tienen que hacer kilómetros de más, la primera vez caerán, la segunda no. Perderemos clientes", explicaba.

En la misma línea, el director del hotel cifraba hasta "en un 50% los despidos" --tienen 70 empleados-- que puede acarrear la medida. "No será a corto plazo, pero sí a medio, y no nos dicen ni cuánto tiempo durará. Para nosotros es un grave problema , porque ya están las cosas bastante mal sin ponerle dificultades a los clientes", explicaba.

El mismo problema se plantea a varios de los empresarios del polígono, dedicados a actividades relacionadas con el tránsito de camioneros, como lavaderos de remolques o talleres de reparación. A las consecuencias que auguran y la falta de aviso se unen las dudas de que la medida vaya a ser tan efectiva como parece.

"Salvar vidas humanas es lo más importante, pero me cuesta asimilar que ocho kilómetros de más por una vía peligrosa supongan una mejora en la seguridad vial", sintetiza Buisán, visiblemente enfadado.