La repentina y espectacular crecida del río Aragón a su paso por Castiello de Jaca, que concluyó con una modificación del cauce original y el derrumbe de dos viviendas de la urbanización El Molino va a hacer prácticamente imposible que se vuelva a edificar en esa zona de la localidad. La directiva europea marca desde el 2008 una serie de criterios que dificultan que se levanten de nuevo esas viviendas, ya que se tienen en cuenta acontecimientos como el pasado fin de semana para modificar los permisos que establecen las confederaciones hidrográficas.

La CHE ha actuado con celeridad y ya ha devuelto de forma provisional el cauce original del río, a falta de nuevos trabajos que consoliden estos arreglos de urgencia. La espectacularidad de la riada se llevó por delante estos inmuebles, que estaban en una zona inundable si se tiene en cuenta el riesgo de avenidas cada 500 años.

EDIFICADAS EN EL 2004 La Confedereación Hidrográfica del Ebro es la que autoriza actuaciones si estas pueden afectar al dominio público hidráulico o al régimen de las corrientes. Su competencia es garantizar el libre discurrir de los caudales y por ello es quien gestiona las autorizaciones en el caso del dominio público hidráulico y la denominada Zona de Policía (100 metros a partir del propio cauce). Y si afectan, no conceden permisos. Las viviendas de Castiello se pudieron edificar porque no afectaban a este dominio público hidráulico, y se levantaron en el 2004. Sin embargo, desde el 2008 la normativa europea tiene otros criterios como son la vía de intenso desagüe y la zona de flujo preferente. Estas son las zonas que marcan los lugares de riesgo para personas o cosas y que se determinan a través de unos criterios técnicos en relación con las avenidas cada cien años.

La CHE informó hace ocho años de que ese proyecto --que contaba con más viviendas de las que luego se hicieron porque así lo desautorizó el órgano competente-- estaban en una zona inundable y se debía adaptar a las normas que se regían entonces.

Desde el 2008, se tiene en cuenta un criterio que ahora prácticamente podría inhabilitar la nueva construcción. Este criterio es que se tienen en cuenta datos geomorfológicos e históricos. La riada del pasado fin de semana se considera ya un antecedente histórico.

La Confederación Hidrográfica del Ebro ha realizado en los últimos años un ingente trabajo --consensuado y participado por las nueve comunidades autónomas de la cuenca-- para elaborar un completo mapa de zonas con riesgo de inundación. De estos trabajos técnicos se ha concluido que en toda la cuenca existen 1.332 kilómetros lineales de ríos de los más de 13.000 que existen denominados Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación. La zona de Castiello y Canfranc es una de ellas. Lo cual tampoco significa que se produzcan siempre situaciones extremas. Una buena parte de la ciudad de Zaragoza también lo es.

Por otra parte, una semana después de la riada que arrasó Sádaba y su entorno, el balance provisional de los daños aún es desolador. Según fuentes municipales, recuperar las propiedades afectadas costará nueve millones de euros, una cantidad que incluye tanto las pérdidas registradas en la agricultura como en los edificios de la localidad cincovillesa. La escuela ha recibido una ayuda de 400.000 euros, entregada por la DPZ, pero el valor de los desperfectos sufridos por el centro de enseñanza supera esa cifra, según Miguel Ángel Pérez, alcalde popular de Sádaba. "No se va a cambiar de sitio, sino que se reparará lo que está en mal estado y se harán algunas modificaciones", dijo el regidor respecto a la escuela. El complejo consta de varios edificios y las aulas se instalarán ahora en la parte más elevada, con el fin de preservarlas de la fuerza de la riada. Sin embargo, Santos Navarro, portavoz del PSOE en el consistorio, denunció que la DGA "todavía no se ha comprometido a nada".

Otro problema es el campo. Se inundaron 1.500 hectáreas y el agua desbordada inundó sembrados, rompió acequias y arrastró la tierra fértil de las parcelas niveladas. "Nos costará levantar cabeza", aseguró Navarro, que recalcó que, cuando la inundación, todo el pueblo de Sádaba "se unió como una piña". "Ante este desastre no ha habido colores políticos, todos hemos puesto de nuestra parte", manifestó el portavoz socialista.