La crecida del río Ebro mantuvo ayer en vilo a la mayor parte de municipios aragoneses asentados en su ribera, provocando pequeñas inundaciones en las viviendas más próximas a la orilla, especialmente en Novillas. Las motas, al cierre de esta edición, aguantaron a pesar de la preocupación que generó algunas filtraciones, como el dique de Pradilla y que si hubiera reventado --una opción que se llegó a contemplar-- habría obligado a evacuar esta localidad. El Gobierno de Aragón informó de que tuvieron que desalojar a una docena de familias en Villafranca de Ebro, aguas abajo de Zaragoza.

A falta de un balance más concreto, las estimaciones hechas por los habitantes de los municipios y sindicatos agrarios indican que se podrían haber anegado unas 5.000 hectáreas con pérdidas por valor de unos diez millones de euros. El cereal de invierno y hortalizas como el brócoli, la coliflor y la alcachofa han sido los cultivos más afectados.

APOYO DE LA DGA Como sucede cada año, los habitantes de las localidades afectadas volvieron a reclamar una limpieza del cauce para evitar daños mayores y que el agua circule con menos obstáculos. Esta reclamación --con una protesta incluida que ayer convocaron para el próximo domingo a las puertas de la Confederación Hidrográfica del Ebro, en Zaragoza-- encontró el apoyo del Gobierno de Aragón. Concretamente en su consejero de Política Territorial, Antonio Suárez, quien coordinó ayer el operativo del Ejecutivo autonómico y participó en el Comité de Avenidas. "Si el río Ebro estuviera más limpio de como está es evidente que en altura no llegaría a donde se prevé que llegue". Sin embargo, "con un caudal que no sería preocupante tenemos que estar preocupados porque gana altura". Para el Ejecutivo, este es "un reto en el que debemos estar todas las administraciones, un reto muy importante y el gobierno lo tiene muy claro".

La cresta de la riada alcanzó Novillas --primera localidad aragonesa atravesada por el Ebro-- con 2.100 metros cúbicos por segundo y más de siete metros de altura. Precisamente la limpieza del cauce fue una de las cuestiones más reivindicadas, porque aunque la crecida del río al final fue menor que en otras ocasiones, sí ganó altura y por tanto peligro debido a la maleza y otros elementos que hay en el lecho del río. El problema de esta avenida es su larga duración, lo que provoca que las motas se resientan, sufran filtraciones que se están controlando en todo momento, y que el agua que anega las tierras haga aún más daño sobre los cultivos.

Si CHA ya visitó el sábado Pina de Ebro y anunció iniciativas parlamentarias, ayer hizo lo propio el secretario general del PSOE, Javier Lambán, quien estuvo en Pradilla y se reunió con varios alcaldes. Lambán solicitó que se adopten las medidas necesarias y se hagan los trámites administrativos correspondientes para poder limpiar el río Ebro y evitar "los reiterados riesgos de inundaciones". Asimismo, dijo "echar en falta" maquinaria "y las dotaciones necesarias para prevenir lo que está por llegar", sobre todo en la zona de Pradilla.