El PP y el PAR intentaron ayer por todos los medios condenar la caricaturesca dimensión que ha cobrado su Ley de Lenguas, en la que no se define el catalán y el aragonés y sin quererlo han conseguido que en todas partes de hayan rebautizado con los acrónimos de la descripción que de ellas se hace en el texto. De este modo, el lapao y el lapapyp (antes catalán y aragonés) han calado hondo en toda España, que ayer ridiculizaba esta ley ante la preocupación patente que ha motivado en ambos partidos, que no podían imaginar que podría tener tanta trascendencia.

Por ello, ayer fueron muchos los comunicados de ambos partidos, y también del Gobierno de Aragón, para desmentir la existencia del lapao en la ley. Tan cierto como que precisamente al no haberse definido en la misma, resultará difícil que se les quite este nombre. Pero fueron a más, y contraatacaron acusando de "pancatalanistas" a los que cuestionan esa ley.

El PP en las Cortes aseguró que el lapao no es una lengua propia de la Comunidad aragonesa, sino la creación de un acrónimo, que ha calificado de "burdo invento pancatalanista". Los populares destacaron que son acrónimos inventados por la oposición a partir de las modalidades lingüísticas establecidas en el texto legal, lenguas propias del área oriental y lenguas propias del área pirenaica y prepirenaica.

El PP aragonés lamenta el "ataque" a esta iniciativa legislativa por parte del colectivo catalán Plataforma per la llengua y de "algunos" medios de comunicación públicos y privados de dicha comunidad autónoma para "desprestigiar una ley que protege el rico patrimonio lingüístico aragonés y sus diferentes modalidades". Advierte además de que el texto legal respeta tanto los nombres originales de estas modalidades lingüísticas como la voluntad de sus usuarios en Aragón (fragatí, maellá, meniquensá, tamaritá, cheso, ansotano, belsetá, patués o chistavino).

INTERESES En su escrito, los populares lamentan la utilización de una ley aprobada por el Parlamento aragonés para "falsear datos y conceptos en beneficio de intereses independentistas", y recuerdan que su tramitación responde a un compromiso electoral del gobierno de la presidenta Luisa Fernanda Rudi.

Señalan, además, que la nueva ley, que deroga otra anterior que "imponía" el catalán y el aragonés como lenguas de Aragón, protege y pone en valor el patrimonio lingüístico de la comunidad sin recurrir al despilfarro y volvieron a decir que de aceptarse las enmiendas de la oposición, habría supuesto un "despilfarro" de 40 millones de euros.

Hubo más reacciones. Especialmente significativa fue la de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Esta no pudo reprimir una sonrisa --como el resto de asistentes a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros-- cuando fue preguntada por el lapao. Se limitó a decir que hay que respetar los Estatutos de Autonomía y las leyes autonómicas siempre que respeten la Constitución, al tiempo que indicó, de forma críptica, que a veces le sorprenden "la simetría de los planteamientos". Su cara lo decía todo.

La consejera de Educación y Cultura del Gobierno aragonés, Dolores Serrat, negó el término lapao como denominación oficial para las diversas modalidades lingüísticas y lamentó la "intromisión" catalanista en el debate. Para la consejera, el uso con "sorna" del acrónimo "lapao" por parte de los grupos de oposición y de los partidos catalanistas supone una "falta de respeto" hacia la comunidad autónoma.