"Esto es intolerable, que me pegue esperando a mi autobús 45 minutos". Las palabras de Pilar, una zaragozana que ayer estaba indignada esperando a que pasara por fin el 21 "para ir a casa a hacer la comida", reflejaban a la perfección el malestar de los usuarios que, entre las 12.30 y las 15.30 horas, sufrieron las molestias de una huelga que nadie sabe si alguien será capaz de ponerle fin. De hecho, algunos incluso se mostraron sorprendidos porque esperaban que hubiera acuerdo in extremis. Pero aunque la frase más habitual en estos casos, la de "siempre pagamos los mismos los platos rotos" de sus diferencias, en el debate a pie de calle, la respuesta mayoritaria de los viajeros es la de apoyar a la plantilla.

"Los trabajadores tienen razón en defender sus derechos, porque no es justo lo que han hecho con sus compañeros al echarlos a la calle de esas maneras", comentaba Rosario, que admitía que esa franja horaria en la que se desarrollan los paros le "afecta mucho porque coincide con la salida de los niños del colegio y cuando tenemos que ir a casa a mediodía desde el trabajo".

Sobre el retraso acumulado en las paradas, versiones las había para todos los gustos. Desde el que aseguraba que "mi autobús suele pasar cada seis minutos y ya llevo más de 20 esperando", hasta el que decía que "esta mañana el conductor nos ha tenido mucho rato parados en Conde Aranda". A esa hora, en teoría, no había previstos paros parciales y la empresa decía que no había incidencias destacables, pero más de uno ayer también aseveraba que dos vehículos de la misma línea habían "pasado juntos", lo que elevaba el tiempo de espera para los siguientes usuarios.

"No puedo estar 20 minutos esperando el autobús para ir a casa porque tengo poco tiempo para comer y llegaré tarde a clase", lamentaba una joven universitaria en otra marquesina del centro.